Nota publicada: 2012-12-16
En la historia de la educación en México, algunos secretarios de Educación Pública son más recordados que otros. La mayoría de quienes han ocupado la silla principal de la educación mexicana han hecho cosas para que se les recuerde, y al parecer el prestigio acompaña regularmente al cargo.
El aparato educativo sin embargo ha crecido tanto que, a decir de don Jesús Reyes Heroles, ex titular de la secretaría con el presidente Miguel de la Madrid, aparece ahora como un “elefante reumático”. El enorme crecimiento de su estructura, de sus recursos humanos y de sus atribuciones en la administración pública mexicana, así como el proceso de burocratización en el que ha caído, lo han llevado casi a la disfunción social.
A algunos titulares les han tocado las reformas cruciales del sistema educativo. En otros casos, su papel ha estado determinado por el interés -o en su caso desinterés- que los presidentes de la República le han puesto a la educación y la orientación que le han dado, y al poder que la organización de los trabajadores de la educación ha ejercido en la política educativa.
La SEP fue creada por el presidente Álvaro Obregón y su primer titular fue José Vasconcelos, quien antes había sido rector de la Universidad Nacional. Con Pascual Ortiz Rubio, Narciso Bassols dejó huella en la educación técnica y abrió el paso para la educación socialista. Con Lázaro Cárdenas operaron el sistema educativo Ignacio García Téllez, Gonzalo Vásquez Vela e Ignacio M. Beteta y se reformó la Constitución para elevar a ese rango la llamada “educación socialista”.
Los esfuerzos de Álvaro Obregón (profesor de primaria), Plutarco Elías Calles (profesor de primaria) y Lázaro Cárdenas (militar y gobernador de Michoacán), se orientaron a la alfabetización, la educación tecnológica, la formación de profesores (el normalismo) y la educación rural de fondo. Avanzaron notablemente en el combate al analfabetismo y en la lucha contra el fanatismo, creando las escuelas prácticas de agricultura y las normales rurales establecidas en las antiguas haciendas.
Jaime Torres Bodet fue en un par de ocasiones titular de la SEP. En el último tramo de gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho, cuando se crea el SNTE (1943) y todo el sexenio del presidente Adolfo López Mateos. Le tocó la creación del libro de texto gratuito y lidiar con todas las batallas que en su contra se orquestaron. A José Ángel Ceniceros, con el presidente Ruiz Cortines, le tocó enfrentar las primeras movilizaciones magisteriales de carácter interno en el SNTE, en 1958, con el legendario líder Othón Salazar.
A Agustín Yáñez le tocó impulsar la alfabetización y la cultura en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. A Víctor Bravo Ahuja, con Luis Echeverría, la expansión y consolidación del sistema de educación tecnológica y el apoyo sin precedentes a la educación superior en todos los niveles: Los apoyos a las universidades e Institutos tecnológicos crecieron como nunca. Se crearon el CONAFE y los Colegios de Bachilleres. A Luis Echeverría le tocó lidiar con el conflicto político sindical que desplazó del control del SNTE a Jesús Robles Martínez para abrirle paso a Carlos Jonguitud Barrios con el grupo llamado “Vanguardia Revolucionaria del SNTE”, en 1972.
El presidente José López Portillo tuvo dos titulares en la SEP: Porfirio Muñoz Ledo, que duró sólo un año, y Fernando Solana, que concluyó el sexenio. Solana operó con éxito la desconcentración de la estructura y funciones de la SEP a través de las delegaciones en los estados. Creó también el INEA, el Conalep y la Universidad Pedagógica Nacional. Con él se dio la expansión del exitoso programa "Primaria para todos".
A Solana le tocó dirigir la SEP al tiempo que en el SNTE se veía el surgimiento de la CNTE (1979) en el centro y el sur de la República.
Jesús Reyes Heroles inició como titular de la SEP con el presidente Miguel de la Madrid. Diseñó un programa para modernizar la dependencia y avanzar con la revolución educativa. Murió a principios de 1985 y lo sustituyó Miguel González Avelar, que transitó sin mayores iniciativas.
Manuel Bartlett fue el primer secretario de Educación con el presidente Carlos Salinas de Gortari. En 1989, es desplazado Carlos Jonguitud Barrios del liderazgo del SNTE y su lugar es ocupado por Elba Esther Gordillo.
A Bartlett lo sustituye Ernesto Zedillo. Con él se opera el llamado “Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica”, con el propósito de consolidar la desconcentración hacia los estados. En 1993, Zedillo pasa a ocupar la coordinación de la campaña presidencial y llega de nuevo Fernando Solana, dura sólo unos meses y es relevado por José Ángel Pescador Osuna para terminar el sexenio.
Con Ernesto Zedillo inicia Fausto Alzati, también dura sólo unos meses y lo sustituye, posteriormente, Miguel Limón Rojas para concluir el sexenio.
En el gobierno de Vicente Fox, el titular de la SEP por todo el sexenio es Reyes Tamez, rector de la Universidad de Nuevo León. Posteriormente Tamez es postulado diputado federal de representación proporcional por el Partido Nueva Alianza (2009-2012).
En el gobierno de Felipe Calderón inicia como secretaria Josefina Vásquez Mota, pero a la mitad del sexenio pasa a la Cámara de Diputados y termina como candidata del PAN a la presidencia de la República. La sustituye Alonso Lujambio, que deja el cargo por enfermedad y es postulado para ser senador de lista. A Lujambio lo sustituye José Ángel Córdova Villalobos, ex secretario de Salud y fallido aspirante (en las internas) del PAN al gobierno de Guanajuato. Felipe Calderón presumió siempre sus logros en materia de salud, no así los educativos, que fueron magros. En los sexenios de los gobiernos panistas se impulsaron dos proyectos: El “Compromiso Social por la Calidad de la educación” con Vicente Fox, y la “Alianza por la Calidad de la Educación” en el gobierno de Felipe Calderón, con resultados que al final a nadie dejaron satisfechos por la falta de seguimiento y evaluación.En el fondo significaron el debilitamiento de la rectoría del Estado en la educación, por la falta de voluntad y las concesiones que implicaron.
De los titulares de la SEP en los gobiernos de la alternancia, uno termina en el PANAL, Josefina en la candidatura a la presidencia, Lujambio pasa al senado y Córdova llega del proceso interno panista de Guanajuato.
Córdova le entrega la secretaría a Emilio Chuayfett, ex secretario de Educación y ex gobernador del Estado de México. También secretario de Gobernación durante el periodo de Ernesto Zedillo, diputado federal e investigador de la facultad de Derecho de la UNAM.
De José Vasconcelos a Emilio Chuayfett han pasado 92 años. En ese lapso, la población de México pasó de 15 a 115 millones de habitantes. La alfabetización en México pasó del 85% a sólo el 6.7%.
El sistema educativo nacional, con un millón 802 mil profesores en 253 mil escuelas, atiende hoy a casi 35 millones de niños y jóvenes de la educación inicial a la superior y el posgrado, casi el 32% de la población total. La educación particular sólo atiende un 12.9%.
La descentralización de la educación básica se ha consolidado, pero al sistema le han quedado pendientes importantes en materia de educación media superior y superior, y en la rectoría del Estado en materia de educación, menguada y abollada por años de excesos y debilidades.
Hasta el 2012, el artículo tercero constitucional ha sufrido siete reformas desde 1917. La reforma propuesta al Legislativo por el presidente Enrique Peña Nieto sería la octava, de aprobarse el día de mañana.
La primera ocurrió el 13 de diciembre de 1934 y estableció que “la Educación que imparta el Estado será socialista”. También que: “La educación primaria será obligatoria y el Estado la impartirá gratuitamente”.
La segunda se dio en diciembre de 1946: se le quitó lo de socialista y se agregó: “La educación que imparta el Estado -Federación, Estado, Municipios-, tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia”. En la fracción VI se ratificó que “La educación primaria será obligatoria”.
Es hasta junio de 1980 que se da la tercera reforma constitucional para regular y ordenar (fracciones VIII y IX) lo relativo a las instituciones de educación superior: las relaciones laborales tanto del personal académico como del administrativo ubicadas en el apartado A del artículo 123 constitucional y establecer los mecanismos de coordinación educativa con el fin de “unificar y coordinar la educación en toda la República y para distribuir la función social educativa entre la federación, los estados y los municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes a ese servicio público y a señalar las sanciones aplicables a los funcionarios que no cumplan o no hagan cumplir las disposiciones relativas, lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan”.
La cuarta reforma del artículo tercero se dio en enero de 1992 como parte de la reforma relativa a las relaciones del Estado con la Iglesia, la libertad de creencias, la libertad de conciencia y reitera los contenidos laicos de la educación que imparta el Estado.
La quinta ocurrió en marzo de 1993, para establecer la obligatoriedad de la educación secundaria (“La Educación primaria y la secundaria son obligatorias”) y reiterar que “Toda la educación que el Estado imparta será gratuita”.
La sexta ocurrió el 12 de noviembre del 2002 y en la parte medular de la reforma se establece: “Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado -federación, estados, Distrito Federal y municipios-, impartirá educación prescolar, primaria y secundaria... La educación prescolar, primaria y la secundaria conforman la educación básica obligatoria”. A partir de esta reforma se establece la obligatoriedad de la educación prescolar.
La séptima reforma, ocurrida en noviembre del 2011, fue para establecer la obligatoriedad de la educación media superior. Con la última reforma se consolidó la obligación del Estado de proporcionar educación hasta ese nivel para atender así el rezago creado por la burbuja demográfica de los últimos 25 años, misma que generó un rezago de 3 millones de jóvenes en ese nivel.
La octava reforma la anunció el presidente Enrique Peña Nieto en su toma de posesión y ya está en discusión en el Congreso de la Unión. La reforma busca ordenar y fortalecer la rectoría del Estado mexicano en la educación para darle al sector público mejores elementos de manejo y atender cuellos de botella que se han formado en materia de calidad de la educación que -a pesar de la cobertura y las innovaciones- han puesto a México con indicadores desfavorables de calidad en las evaluaciones nacionales y las comparaciones internacionales.
Recuperar la rectoría de la educación le urge al Estado mexicano. Con los años se ha vuelto deficitario y débil, y es tiempo de que recupere la iniciativa y los controles que por años lo hicieron ir a la vanguardia de los cambios y cumplir con la más urgente y principal demanda de la población para fortalecer la movilidad social, así como la consolidación del imperativo constitucional de garantizar en los hechos, el derecho a la educación.