Nota publicada: 2025-11-24
Washington y Nueva York., El gobierno de Donald Trump anunció en septiembre pasado el arresto de 171 integrantes del cártel de Sinaloa que operaban en el noreste de Estados Unidos; pocas semana después declaró que agentes federales nunca detienen a ciudadanos estadunidenses en sus redadas contra inmigrantes indocumentados, mientras la Casa Blanca repetidamente difunde videos filmados en la capital de este país, con confrontaciones violentas donde civiles atacan a oficiales.
Cada una de estas afirmaciones oficiales, entre tantas más, ocupan las primeras planas de la prensa en Estados Unidos, México y alrededor del mundo, pero todas tienen algo en común: son falsas. Sin embargo, cuando se detecta que no son verdad, rara vez los medios le otorgan el mismo despliegue que en el momento en que fueron proclamadas por el gobierno. Esta es la brillante estrategia mediática de la Casa Blanca, y funciona demasiado bien.
Los medios no oficiales, ante este método de comunicación oficial, se convierten –muchos sin querer– en facilitadores y hasta cómplices de esta maquinaria de propaganda mucho más atrevida que sus antecesoras. Con ello, al repetir las declaraciones gubernamentales a tal volumen para públicos masivos acaban ayudando a promover y justificar las políticas puestas en marcha por la administración de Trump.
Así, Washington ha logrado usar a los medios masivos de Estados Unidos para difundir su visión de la realidad de este país, a pesar de que es contraria a los hechos.
Parte del problema es el volumen de afirmaciones oficiales falsas, engañosas y hasta absurdas, que abruman a los periodistas y dificultan las decisiones sobre lo que vale o no reportar, y cómo.
Recientemente, Trump difundió por sus redes sociales que su gobierno había puesto un alto a las “regalías” de 2.5 millones de dólares anuales pagadas al ex presidente Barack Obama. Mientras funcionarios de la Casa Blanca rehúsan responder a preguntas de reporteros sobre el mensaje de su jefe, la afirmación es una ficción. “No es real, no tiene ninguna verdad. Es una locura”, comentó el reportero Jake Tapper, de CNN. En muchos casos, las afirmaciones absurdas sirven de distracción.
Por ejemplo, una narrativa que se usa para justificar tanto amenazas a otros países como para operaciones antimigrantes dentro del país es que capos mexicanos, empleando a inmigrantes indocumentados y hasta al presidente venezolano Nicolás Maduro, amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos y son todos el enemigo que se necesita confrontar.
CNN, entre otros medios, reportó como hecho la declaración de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) el 2 de septiembre sobre el arresto de 171 integrantes de un cártel mexicano que opera en Estados Unidos.
“Estas son detenciones de alta escala, no de distribuidores al menudeo de bajo nivel. Se trata de miembros del cártel de Sinaloa”, declaró Jarod Forget, agente especial de la DEA a cargo de la división de Nueva Inglaterra. Hubo notas de seguimiento sobre la operación interna de esta red del cártel.
Pero para variar había un problema. “Eso sencillamente no es cierto”, afirmó el reportero Joey Flechas, del Boston Globe. “Después de revisar más de mil 600 cuartillas de documentos judiciales, entrevistar más de 75 agencias de seguridad pública estatales, locales y federales… el medio concluyó que la DEA caracterizó mal a la gente que arrestó”. Agregó que “los llamados miembros del cártel eran en su mayoría dealers o usuarios de droga de bajo nivel o ladrones de tiendas”. La agencia no logró ofrecer evidencia al rotativo para comprobar sus afirmaciones.
En otro de incontables ejemplos, la secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, declaró en octubre que “ningún ciudadano estadunidense ha sido arrestado” durante las redadas contra migrantes. Un día después, la organización de periodismo de investigación ProPublica divulgó una lista de 170 habitantes con residencia oficial que habían sido detenidos durante esos operativos, incluidos 20 menores.
En su esfuerzo mediático, el gobierno de Trump difunde videos propios a simpatizantes para mostrar su guerra contra los inmigrantes “criminales”, y los que los defienden o que se oponen a sus políticas.
En Washington, el Departamento de Seguridad Interna difundió un video tras otro en agosto sobre sus esfuerzos para imponer “orden” en la capital nacional –parecido a lo que hizo y continúa realizando en Los Ángeles, Portland y Chicago. Esta es “una batalla por el alma de nuestra nación”, afirmó la Casa Blanca. Pero algunas de las imágenes en los videos oficiales sobre las operaciones en la capital, según un análisis de The Washington Post, provenían de otros lugares, como West Palm, Florida, o la costa de Massachusetts.
“Funcionarios del gobierno de Trump han utilizado imágenes engañosas en por lo menos seis videos que usaron para promover su agenda de inmigración compartidos en los pasados tres meses”, lo que distorsiona la realidad de los eventos “en clips virales que son vistos millones de veces”, reportó el diario.
Falsedades documentadas
Este patrón de mentiras y afirmaciones engañosas es cada vez más documentado. La BBC comprobó que agentes de migración mintieron sobre un ataque violento contra ciudadanos en las afueras de Chicago. ProPublica también comprobó declaraciones oficiales no verídicas sobre una operación paramilitar de agentes de migración en Chicago, el gobierno proclamó el asalto dramático contra un edificio como un éxito espectacular contra inmigrantes criminales, pero casi ninguno de los arrestados tenía antecedentes penales y la mayoría eran afroestadunidenses, incluyendo niños que fueron esposados y violentamente sacados de sus departamentos sólo para ser liberados poco después.
La administración de Trump jamás corrige sus versiones aun cuando se demuestra que son falsas, rehúsa admitir errores ante estas revelaciones. A la vez, continúa de manera incesante difundiendo nuevas declaraciones del mandatario y su equipo, no sólo Fox News y el ejército fiel de youtuberos, sino logra imponerse en los medios establecidos tradicionales del país. La construcción de la narrativa oficial sin importar la verdad ha llegado a nuevas alturas en este gobierno. A la vez, los medios no alineados no pueden responder con una decisión de no difundir o ignorar lo que dice un presidente.
El legendario comunicador independiente estadunidense I. F. Stone expresó que “todo gobierno miente, pero el desastre está en espera para países cuyos funcionarios fuman el mismo hachís que distribuyen”. Eso también es una advertencia para periodistas en la era de Trump.