Nota publicada: 2025-05-06
LA DESPEDIDA DE UN GRANDE
Sabía que este día iba a llegar, pero nunca pensé que Warren Buffett anunciaría ayer su retiro el sábado pasado como CEO de Berkshire Hathaway para pasarle la posta a Greg Abel.
Ha llegado el día.
Se va un grande.
En el 2022 tuve la oportunidad de ir a la Asamblea de Accionistas de Berkshire Hathaway y ver en vivo y en directo a dos viejos, Warren Buffett y su eterno amigo Charlie Munger, hablar durante 6 horas sobre negocios, historia y filosofía de vida.
No hay duda de que Buffett al frente de Berkshire Hathaway deja un legado enorme. No solo por las rentabilidades astronómicas que lograron durante todo este tiempo (por las cuales sus accionistas le agradecemos).
Pero eso es tal vez lo de menos.
Lo que deja Buffett es un legado de vida.
Un ejemplo de disciplina, pasión, resiliencia, cordura, estudio, reputación.
Ayer decía, con el humor que lo caracteriza (aunque Charlie era mucho más chistoso) que no conocía a ningún deportista que haya vivido más que él y que Munger. Su receta de longevidad: trabajar en lo que a uno le apasiona y al lado de las personas que uno ama.
Habló en contra de los aranceles, habló de sus más de 300.000 millones de dólares en caja, habló de finanzas, habló del S&P500, recomendó una película (Becoming Katherine Graham), habló de los 60 años de Berkshire Hathaway, mencionó a Charlie Munger unas 15 veces. Charlie vive en Warren.
Y como un balde de agua fría anunció que le pedirá a la Junta de Berkshire que nombre a Greg Abel como nuevo CEO de la empresa.
Abel tiene una tarea titánica. Reemplazar al GOAT (el más grande de todos los tiempos).
Como accionista de Berkshire Hathaway hace años, tengo la esperanza de que Abel sea el Tim Cook de Berkshire Hathaway. Que logré lo que Cook ha logrado con Apple cuando recibió la posta de Steve Jobs.
Estoy seguro de que Berkshire seguirá siendo una muy buena inversión. De eso no tengo duda.
Lo que sí hará mucha falta son las lecciones de vida de Buffett. Tiene 94 años. Ojalá le queden unos añitos más. Pero él y todos sabemos que está contra el reloj. Ayer lo vi bien débil. Se le ve cansado, se le ve frágil. Su voz ya no es la misma, pero su lucidez sigue intacta.
Merecida ovación de pie la que se ganó el sábado en la noche en Omaha ante millas de accionistas.
Adiós al mejor CEO de la historia.