Nota publicada: 2025-12-22
Pensar que la hora oficial de un país pueda fallar resulta, de entrada, casi imposible. No hablamos de un reloj doméstico ni de un servidor cualquiera, sino del sistema que marca el ritmo de redes, satélites y servicios críticos. Por eso sorprende descubrir lo que ocurrió recientemente en Estados Unidos. Un corte de electricidad en Colorado bastó para recordarnos que la precisión extrema tampoco está aislada del mundo físico que la sostiene.
Según CBS, Xcel Energy aplicó un corte preventivo para reducir el riesgo de incendios ante rachas de viento muy fuertes, y el complejo del NIST en Boulder se vio afectado el miércoles de la semana pasada. Al corte de suministro se sumó el fallo de uno de los generadores de respaldo. En esa secuencia, y según la información confirmada por NIST, la referencia horaria del país quedó ligeramente desajustada durante un breve intervalo, hasta que parte del suministro pudo restablecerse.
Poner en contexto una desviación diminuta. La cifra que salió de los sistemas de NIST fue de 4,8 microsegundos, es decir, apenas unas millonésimas de segundo de diferencia respecto a lo esperado. Para hacerse una idea de esa magnitud, la propia NIST explicó que un parpadeo humano dura alrededor de 350.000 microsegundos, una escala muy distinta a la del desajuste registrado. La variación es tan pequeña que para la inmensa mayoría de usos cotidianos resulta irrelevante, pero sirve para ilustrar hasta qué punto incluso una desviación mínima se mide, se registra y se toma en serio en los sistemas de referencia temporal.
Para entender por qué ese desfase se considera relevante, conviene aclarar qué es exactamente la hora oficial de Estados Unidos. El país no se rige directamente por UTC, el estándar internacional coordinado al que contribuyen múltiples naciones, sino por una realización nacional conocida como NIST UTC. Desde 2007, esa referencia se establece bajo la supervisión del secretario de Comercio y de la Marina estadounidense, y se ajusta para mantenerse alineada con el tiempo coordinado global.
Para entender por qué ese desfase se considera relevante, conviene aclarar qué es exactamente la hora oficial de Estados Unidos. El país no se rige directamente por UTC, el estándar internacional coordinado al que contribuyen múltiples naciones, sino por una realización nacional conocida como NIST UTC. Desde 2007, esa referencia se establece bajo la supervisión del secretario de Comercio y de la Marina estadounidense, y se ajusta para mantenerse alineada con el tiempo coordinado global.
NIST calcula la hora oficial a partir de una media ponderada de dieciséis relojes repartidos por su campus, entre ellos máseres de hidrógeno y relojes de haz de cesio, cada uno con funciones y fortalezas distintas. Ese enfoque permite ganar estabilidad y resiliencia, ya que la señal final no queda condicionada por el comportamiento de un solo instrumento. Por eso, incluso cuando uno de los elementos del sistema se ve afectado, el conjunto debería seguir ofreciendo una referencia extremadamente precisa.
Lo que se rompió no fue el reloj. Durante el apagón, los relojes atómicos siguieron funcionando gracias a sus sistemas de batería, según explicó NIST. El problema se produjo en la conexión entre algunos de esos relojes y los sistemas de medición y distribución que consolidan la señal final. Al perderse esa comunicación durante un intervalo y fallar uno de los respaldos previstos, la referencia temporal resultante se ralentizó ligeramente. Personal técnico que permanecía en las instalaciones activó después un generador diésel de reserva, lo que permitió recuperar parte de la operativa y estabilizar el sistema.
El siguiente paso fue volver a la normalidad operativa. NIST señaló que la corrección del desfase se realizará cuando todos los sistemas estén plenamente alimentados y puedan recalibrarse con garantías. Xcel Energy comunicó ayer lunes que estaba completando la restauración del servicio tras el temporal y los cortes preventivos aplicados por riesgo de incendios. Mientras tanto, el instituto inició una revisión interna para evaluar el impacto del apagón y comprobar que las redundancias y protocolos respondieron como estaba previsto.
El instituto subrayó que ese desfase carece de efectos apreciables para la vida cotidiana. El matiz aparece cuando se mira a determinados sectores técnicos, donde la sincronización extrema sí es un requisito operativo. Infraestructuras críticas, redes de telecomunicaciones, sistemas de posicionamiento o algunos entornos científicos trabajan con márgenes tan ajustados que incluso una desviación mínima merece ser registrada y comunicada.
El siguiente paso fue volver a la normalidad operativa. NIST señaló que la corrección del desfase se realizará cuando todos los sistemas estén plenamente alimentados y puedan recalibrarse con garantías. Xcel Energy comunicó ayer lunes que estaba completando la restauración del servicio tras el temporal y los cortes preventivos aplicados por riesgo de incendios. Mientras tanto, el instituto inició una revisión interna para evaluar el impacto del apagón y comprobar que las redundancias y protocolos respondieron como estaba previsto.