• Hermosillo, Sonora, México a     |  Año 29 No. 11    

Ofensiva antimigrante provoca ola histórica de protestas y protección comunitaria

LA JORNADA /




Nota publicada: 2025-11-25

Nueva York y Washington., Tres silbidos cortos y seguidos alertan que hay presencia de la migra, mientras tres largos significan que los agentes ya están deteniendo a personas. Estos sonidos se escuchan en Nueva York, Chicago, Charlotte y Los Ángeles, donde barrios enteros y vecinos se organizan en comités de protección de inmigrantes; los silbatos ya son símbolos de resistencia a la gran ofensiva contra extranjeros sin residencia desatada por el gobierno del presidente Donald Trump.

Estudiantes de preparatoria y secundaria realizaron un paro escolar en Charlotte, Carolina del Norte, donde salieron a las calles a denunciar las redadas de agentes de migración federales, que se desplegaron en esa ciudad en los días recientes.

Eso fue seguido por otro paro escolar por derechos de inmigrantes en Durham, el viernes pasado.

Una marcha de miles en ambas ciudades demandaron, en inglés y español, la defensa de los inmigrantes. Con las ventanas abiertas de un autobús escolar de niños de primaria, se escuchan gritos de apoyo para un plantón de adultos contra la migra; de repente ondearon banderas mexicanas (https://www.instagram.com/reel/ DRVYp3eiYYS/?igsh=YnQwOWczMGJkMjYx).

Esos símbolos patrios mexicanos y de otros países latinoamericanos son una respuesta de desafío explícito a la narrativa oficial de “defensa de la patria” de “invasores criminales” y la de “Estados Unidos primero”.

Monitoreo de la actividad de los agentes

En Charlotte, donde se desplegó la operación antimigrante federal más reciente hace un poco más de una semana, los agentes se encontraron con una bienvenida de marchas, condenas y con miles de voluntarios que se capacitaron para monitorear las actividades del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y organizaron brigadas para escoltar a niños de personas indocumentadas a sus escuelas, o conseguir alimentos y medicamentos para quienes temen salir –algo que sucede en otras ciudades.

La bienvenida a los agentes federales también incluyó la ponchadura de las llantas de sus vehículos y comercios –desde panaderías y abarrotes hasta restaurantes– que se declaran cerrados para los agentes federales.

Como ha sido el caso alrededor del país, además de las acciones de protección de vecinos, los agentes han sido confrontados por ciudadanos estadunidenses, quienes a veces obstaculizan el paso de sus vehículos, con gritos de “vergüenza”, y cuestionan la moralidad de los uniformados por “cazar” a inocentes.

Se reproducen expresiones de solidaridad de individuos todos los días. Por ejemplo, habitantes de Chicago y Los Ángeles, entre otras ciudades, compraron todos los productos a una vendedora ambulante –frutas, tamales y pan– con la finalidad de que regrese a su casa y no esté expuesta en las calles. O vecinos que realizan los mandados de quienes no tienen papeles y temen salir a la esquina.

En todo el país aparecen brigadas de voluntarios de protección de vecinos, así como incontables organizaciones de inmigrantes y sus defensores realizan campañas masivas de educación sobre los derechos legales y humanos de todo extranjero y consejos de cómo actuar ante agentes federales, incluido el derecho de no permitirles el paso a comercios y hogares o abrir las puertas de sus vehículos si no tienen órdenes judiciales.

Cientos de voluntarios se presentaron a una sesión de cuatro horas en Manhattan, el sábado pasado, para capacitarse en defensa de sus barrios; otros más de mil lo harán en Brooklyn y otras zonas de la ciudad. Esas reuniones se repiten alrededor del país, en las cuales aprenden a organizarse, medidas no violentas para enfrentar redadas, promover alianzas con comercios locales con el objetivo de dar refugio a inmigrantes y cómo y qué registrar sobre la manera en que agentes federales se comportan para posibles denuncias judiciales.

Mientras tanto, en las cortes federales de inmigración, voluntarios –a veces políticos locales– buscan proteger a familias inmigrantes que acuden a sus citas judiciales de los agentes de migración que arrestan a quienes no cuentan con alguna protección judicial.

Una de los voluntarias, una maestra de kínder de una escuela pública, llega para acompañar a familias, regala títeres para jugar con los niños mientras esperan sus casos en los edificios de tribunales federales en Nueva York. Con sus padres asustados y los niños viendo a agentes armados en espera, el juego ayuda a amortiguar el temor y la tensión. “De repente me dan unos abrazos tan fuertes, ¿cómo puede sentirse tan bien y ser tan doloroso al mismo tiempo?”, comenta a La Jornada.

Protestas en centros de detención

Cada semana se multiplican las vigilias de solidaridad y protesta en frente de centros de detención de inmigrantes por todo el país, desde la entrada al nuevo campo de concentración bautizado como Alcatraz de los caimanes, en Florida, a las afueras de los centros de detención en Brooklyn y Los Ángeles.

Noelle Damico, directora de justicia social de Workers Circle, declaró este fin de semana desde la vigila semanal frente a Alcatraz que “en todas partes vemos vecinos actuar en apoyo entre sí y denunciar estas operaciones. Por eso estamos aquí, semana tras semanas por ahora cuatro meses; rehusamos voltear a ver a otro lado, nos negamos a permanecer en silencio”. Informa que de ser apenas unas cuantas, ahora hay más de 150 vigilias por todo el país.

Abuelas que no se quedan en silencio

Un grupo de unas 70 abuelas en Hamilton, Ohio –zona republicana–, se congregan semanalmente para protestar contra la colaboración de las autoridades de ese condado con ICE. “Estoy aquí porque estoy enojada”, comentó Cassie Stevens en una reunión con las autoridades la semana pasada. “Necesito poder ver a los ojos de mis nietos y decir que no permanecí en silencio”, sentenció la anciana, reportó el Cincinnati Inquirer.

En Chicago, Los Ángeles, Durham, Raleigh, Washington y más hay anuncios en las puertas de comercios y tiendas con la leyenda: “ICE no es bienvenido aquí”. Algunos letreros oficiales del gobierno de Chicago dicen: “Protegiendo a la ciudad. Área privada. No tienes permiso para ingresar para propósitos de medidas contra inmigrantes civiles”.

Frentes de resistencia contra las redadas federales, que a veces se realizan con tropas, se organizan alrededor del país, como la de Manos Fuera de Nueva York, endosadas por cientos de organizaciones sociales, de defensa de derechos civiles, sindicatos y alianzas ecuménicas de cristianos, musulmanes y judíos.

Una inusual declaración conjunta de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos –la suprema entidad de esa religión en Estados Unidos– deplora el tratamiento a inmigrantes, detenciones, separaciones de familias y el clima de temor generado por la retórica política que atenta “contra la dignidad de los inmigrantes” (https://www.usccb.org/es/news/2025/obispos-de-ee-uu-emiten-un-mensaje-especial-sobre-inmigracion-durante-su-asamblea).

Un grupo de las Monjas de Caridad en Nueva York llevan una pancarta a protestas que dice: “Examen bíblico. Jesús dijo ‘yo soy un extranjero ¿y tú ______? A. Me insultaste. B. Me metiste en una celda. C. Te llevaste a mis hijos. D. Me diste la bienvenida”.

Aunque el gobierno de Trump ha logrado marcar un nuevo récord de inmigrantes detenidos, con más 290 mil deportados desde que llegó a la Casa Blanca a fines de enero hasta la fecha, las expresiones de repudio, resistencia y solidaridad tampoco tienen precedente en años recientes.


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