
Nota publicada: 2025-08-28
Una disputa sobre los cruces peatonales del Orgullo LGBT+ escaló esta semana en Florida, tras el inicio de operativos estatales para borrar marcas con los colores de la "bandera arcoíris". La respuesta vecinal fue inmediata: repintados nocturnos, intervenciones con tiza y esfuerzos por restaurar símbolos que, para muchos, encarnan memoria y visibilidad.
El memorial de Pulse en Orlando —dedicado a las 49 víctimas del ataque de 2016— se convirtió en el epicentro: el estado pintó de blanco y negro las franjas del arcoíris; los ciudadanos las recompusieron; y los equipos de carreteras volvieron a borrarlas. El vaivén terminó con patrullas policiales apostadas para impedir que regresaran los colores.
El impulso normativo llegó tras una carta del secretario de Transporte, Sean Duffy, enviada a los 50 gobernadores para exigir la eliminación de mensajes o diseños no uniformes en cruces, con mención a los arcoíris por seguridad vial. Florida fue el primer estado en aplicar la directriz: en cuestión de días, el FDOT (Departamento de Transporte de Florida) cubrió el cruce memorial de Pulse, lo que desató críticas de autoridades locales y colectivos LGBTQ+.
La réplica ciudadana se organizó al amanecer. Con tiza, residentes restauraron los colores del arcoíris y, al anochecer, el cruce amaneció otra vez pintado.
“Nos negamos a que nos borren. No permitiremos que el odio triunfe”, afirmó Nadine Smith, de Equality Florida.
El FDOT envió nuevamente cuadrillas para limpiar el asfalto; al retorno de los vecinos, una fila de policías custodiaba la intersección con el argumento de un “problema de seguridad”, según una grabación en la que la representante Anna Eskamani cuestiona el operativo.
La presencia de patrullas tensó aún más el ambiente. “Que la policía nos vigile es inquietante”, dijo un visitante a medios locales. “Es un signo de los tiempos y, lamentablemente, se está convirtiendo en la nueva normalidad”.
Eskamani se hizo eco: “Es triste que estemos en una situación en la que se estén utilizando recursos estatales para imponer la presencia de colores en la carretera. Hay baches que arreglar y delitos graves que perseguir”.
En reportes locales se observaron tropas estatales y policía en las inmediaciones del cruce, con advertencias sobre el uso de tiza en la calzada.
La resistencia se extendió a otras ciudades. En Miami Beach, autoridades municipales se comprometieron a defender sus cruces del Orgullo —incluido un mural de ladrillos de colores— ante cualquier intento de remoción. En Ybor City, vecinos erigieron nuevos cruces con tiza:
“Pueden intentar ilegalizar la tiza en Florida, pero encontraremos la manera. No conozco ningún cruce peatonal de arcoíris que haya matado a un niño".
Sin embargo, puedo nombrar innumerables paradas de autobús sin semáforos: peligros reales donde el dinero de los impuestos podría usarse para proteger vidas, en lugar de malgastarse en borrar la visibilidad LGBTQ+”, dijo un ciudadano. La pelea por los cruces ha provocado reacciones oficiales y amenazas de pérdida de fondos estatales para ciudades que no cumplan con las directrices.
El gobierno estatal sostiene que la medida es un asunto de seguridad vial, alineado con estándares de señalización y uniformidad en las marcas. Los críticos la consideran un gesto político más en la "batalla cultural", con especial simbolismo en Pulse, donde el arcoíris funciona como recordatorio público del ataque homófobo.
Medios locales reportaron que el FDOT reconoció haber dirigido los trabajos de remoción, y que la policía resguardó el área mientras continuaban las intervenciones vecinales.
A medida que se acerca el fin de semana, manifestaciones y acciones simbólicas se multiplican en el sur del estado, y varias comisiones municipales discuten apelaciones legales. Informes señalan que Florida ha sido más agresiva que otros estados en la ejecución de estas remociones, mientras comunidades locales advierten del impacto que tendría la retaliación estatal sobre la financiación de obras.