Nota publicada: 2025-07-21
Los tatuajes y sus riesgos.
A medida que aumenta la popularidad de los tatuajes, los pacientes piden cada vez más consejos a médicos sobre los posibles riesgos para la salud. Aunque los efectos adversos, como infecciones y reacciones alérgicas, están bien documentados, apenas se ha empezado a prestar más atención a las implicaciones de los tatuajes para la salud a largo plazo, en particular los riesgos de cáncer.
En las últimas décadas los tatuajes han ganado popularidad y una encuesta de Narrative Research realizada en 2024 muestra que 31% de la población canadiense tiene tatuajes. Además, las mujeres son mucho más proclives a hacerse un tatuaje, incluido el maquillaje permanente. En Canadá, Estados Unidos y Europa, un paciente debe tener 18 años para tener tatuajes. Y aunque este comentario se centra en Canadá, sus implicaciones se extienden a todo el mundo. Un paciente puede preguntarse si inyectarse todo tipo de tintas en las capas dérmicas de la piel supone algún riesgo a largo plazo. Uno podría suponer, erróneamente, que dado que los tatuajes existen desde hace mucho tiempo, los riesgos de cáncer se habrían investigado exhaustivamente. Si bien ha habido muchos informes de casos que señalan la aparición de diversos tipos de lesiones cancerosas en los tatuajes, no nos dicen si esta asociación es causal o casual. Los estudios que exploran esta cuestión son escasos. A primera vista parece una cuestión fácil de explorar: basta con comparar el riesgo de cáncer entre las personas con tatuajes y las que no los tienen. Sin embargo, hay que recordar que existen cientos de marcas y miles de colores de tinta en el mercado y los tatuajes individuales suelen contener muchos colores. Además está la cuestión del tamaño del tatuaje. Asimismo, si la gente se detuviera en un tatuaje sería mucho más fácil para distinguir; sin embargo, las personas que quedaron satisfechas con su primer tatuaje pueden hacerse muchos más en los años siguientes, lo que añade complejidad al cálculo del riesgo de exposición global de una persona. Por otra parte, hay muchos factores de confusión, como tabaquismo, alcohol, estatus socioeconómico, etc, que deben tenerse en cuenta. Health Canada ha creado una lista de ingredientes restringidos o prohibidos de las tintas para tatuajes. Esta lista incluye sustancias consideradas, carcinógenas, tóxicas para la reproducción, sensibilizantes cutáneos e irritantes. El organismo regulador también toma muestras de las tintas de tatuar y las somete a pruebas para comprobar la contaminación bacteriana, los metales pesados y la exactitud del etiquetado. La Unión Europea ha adoptado un enfoque similar, pero la FDA de EU no aprueba las tintas para tatuajes. Su regulación es sobre todo pasiva (p. ej., investiga los problemas de seguridad cuando se notifican reacciones adversas). Igual que en México. ¿Qué se puede encontrar en estas tintas para tatuajes? Las tintas no orgánicas pueden contener gran variedad de metales, como bario, cadmio, cromo, cobalto, hierro, níquel, plomo, titanio y mercurio, aunque este último se ha eliminado en gran medida por motivos de toxicidad. Algunas tintas no orgánicas contienen acrílicos o pigmentos sintéticos. Todas estas sustancias ayudan a conservar el color a largo plazo. Por el contrario, las tintas ecológicas suelen estar fabricadas con pigmentos vegetales o de carbono, pero tienden a desteñirse más rápidamente, ya que carecen de los estabilizadores metálicos o sintéticos de las tintas no ecológicas. ¿Qué hay de los riesgos de cáncer? En la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha se han examinado los linfomas, ya que se ha demostrado en estudios con animales y humanos que la mayor parte del pigmento de los tatuajes se transporta a los ganglios linfáticos regionales.
En varios estudios se han examinado los riesgos de varios tipos de cáncer de piel. Un estudio demuestra riesgo elevado de cáncer de piel asociado a tatuajes grandes en el primer estudio y riesgos elevados de cáncer de piel y carcinoma basocelular en el segundo. Aparte de los linfomas se han estudiado otros tipos de cáncer hematológico, pero no se ha encontrado nada significativo. Un paciente que fuma o bebe puede dejar de hacerlo para reducir su riesgo de cáncer. ¿Pero qué ocurre con un paciente con un tatuaje? La técnica de eliminación más común es la terapia láser, que utiliza pulsos de luz de alta intensidad para descomponer las partículas de tinta del tatuaje. ¿Puede este proceso eliminar las partículas potencialmente peligrosas? No exactamente, ya que estos fragmentos acaban siendo canalizados hacia los ganglios linfáticos de drenaje. Enviar más pigmento a esta región podría aumentar el riesgo, pero no lo sabemos con seguridad. Lo cierto es que hoy precisamente el no tener un tatuaje, es considerado un acto de rebeldia, lo opuesto a lo que ocurria en los 80s o 90s.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora