• Hermosillo, Sonora, México a     |  Año 29 No. 11    

La tumba de Álvaro Obregón Salido

Bulmaro Pacheco / [email protected]




Nota publicada: 2025-07-21

La tumba de Álvaro Obregón Salido


Bulmaro Pacheco

 

El 17 de julio se cumplieron 97 años del asesinato del presidente electo de México, Álvaro Obregón Salido. José de León Toral, el asesino material, fue fusilado en una cárcel de la Ciudad de México en febrero de 1929.

El asesinato de Obregón sacudió el curso de la historia política de México. Con su reelección, el presidente iba a ejercer el primer período sexenal; ante su ausencia, y en un proceso político controlado por Plutarco Elías Calles, la presidencia fue ocupada por tres mandatarios: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, dando lugar al período conocido como “El Maximato”.
En 1933 se prohibió la reelección presidencial y en 1934 Rodríguez entregó el poder a Lázaro Cárdenas. A partir de entonces se instauraron los sexenios presidenciales. En 1943 se amplió de cuatro a seis años el período de los gobernadores de los estados.

La ceremonia para recordar a Álvaro Obregón se realiza desde 1929 en su tumba-mausoleo, ubicada en la entrada norte del viejo panteón de Huatabampo. Hasta principios de la década de 1990 se realizaba otra ceremonia en el monumento a Obregón en San Ángel, Ciudad de México, en el lugar donde se encontraba el restaurante “La Bombilla”, sitio de su asesinato.

Desde Emilio Portes Gil hasta Carlos Salinas de Gortari, todos los presidentes de México visitaron la tumba-mausoleo construida en Huatabampo.
Unos acudieron en su aniversario luctuoso, otros durante campañas políticas. Su inhumación ahí fue decisión escrita —en 1926— antes de su muerte: “Mis restos deberán conducirse sin farándula y sepultarse en el cementerio de Huatabampo, al lado de los restos venerables de mi madre, sin permitir que sean profanados con ninguna ceremonia religiosa”.

En la tumba también descansan los restos de su madre, Cenobia Salido (“Pobre mi amá, tuvo que parir 17 hijos para dar un general”, decía, porque él era el número 18); los de su primera esposa, Refugio Urrea Toledo (1908); su segunda esposa, María Claudia Tapia Monteverde, fallecida en 1971; su hermano Alfonso, muerto en 1922; su hermana Rosa (1960); su hija María Mona Obregón Tapia, fallecida en 2019; y el esposo de María Mona, Octavio Vargas Martínez, fallecido en 1946.

El viejo panteón de Huatabampo nunca fue clausurado, a pesar de haberse llenado casi por completo a principios de los años setenta del siglo pasado. Fue sustituido —en su mayoría— por el cementerio San Ramón, que empezó a funcionar en 1974, durante el gobierno municipal de Manuel Castro Téllez.

En el viejo panteón municipal se han encontrado tumbas de 1900 y 1905, lo que indica que fue diseñado e incluido en el proyecto original del trazo de 40 hectáreas para fundar la cabecera municipal de Huatabampo en 1889 (con lotes de 20 m x 50 m para cada familia, a un costo de 100 pesos, pagaderos a 10 años).
Ahí descansan, por ejemplo, los restos de los exgobernadores de Sonora José Tiburcio Otero Toledo, fallecido en 1900, y del general Anselmo Macías Valenzuela, fallecido en 1964.
Se encuentran también los de José Tiburcio Toledo Esquer —último alcalde porfirista de Huatabampo—, fallecido en 1934.
El exgobernador Otero Toledo tenía su residencia en el terreno que ahora ocupa la iglesia de Cristo Rey; su hijo, José Tiburcio Toledo Esquer, vivía enfrente, en la casa que después albergaría el consultorio del Dr. Teodoro Sigüenza, y que ahora ocupa la familia Urrea-Rubio.

También reposan en el viejo panteón los restos del presidente municipal Benjamín Almada y del jefe militar, coronel Benjamín Chaparro, chihuahuense que tenía pocos días de haber sido designado jefe de la plaza militar del pueblo. Ambos fueron asesinados por una turba villista en 1915.

Ahí descansan también los restos de Pedro Zurbarán, primer presidente municipal de Huatabampo, fallecido en mayo de 1923. Zurbarán, quien se enfrentó a Obregón por la presidencia municipal en 1911, vivió en la esquina de la calle No Reelección, frente a la plaza pública. Ese terreno se dividió después en dos: en una parte vivió Eduardo Rosas Aguilera y en la otra, Reynaldo Salazar, propietario del Cine Mayo.

El trazo original del pueblo ya proyectaba terrenos y espacios para la escuela, la plaza pública, la iglesia, el palacio de gobierno y el panteón municipal. Por el diseño —realizado por ingenieros liberales—, al igual que en otras cabeceras municipales de Sonora, la iglesia no se ubicó frente al palacio de gobierno como en otras localidades. La primera iglesia funcionó desde 1913 por la avenida Juárez, casi esquina con Guerrero, siendo sustituida por la de Cristo Rey en 1955, ubicada en Juárez y 16 de Septiembre. La de la colonia 14 de Enero fue fundada a principios de los sesenta del siglo pasado.

El mausoleo de Álvaro Obregón destaca como una de las tumbas más notables del viejo panteón. Está rodeado por un cerco de acero de 14 x 6.60 m. Se sabe que el proyecto en mármol blanco fue obra del escultor italiano Octavio Ponzanelli (1879-1952) y realizado en su taller de marmolería, ubicado en la calle Nazas, en el entonces Distrito Federal. Ponzanelli fue famoso por colaborar en la construcción del Palacio de Bellas Artes y la columna de la Independencia en la Ciudad de México.

Siempre está presente Luz del Carmen Cárdenas Bustamante, quien guarda la llave del viejo candado que da acceso a la tumba. Es vecina del lugar y habita en una modesta casita pegada a la barda que da al camino a Navojoa, junto a lo que fue el enorme tanque de agua potable del pueblo.

“Mi familia —dice Luz del Carmen— se asentó aquí hace más de 80 años, en una casa heredada por mi abuela Antonia Ochoa, y siempre hemos cuidado la tumba. Primero mi madre y, en los últimos 30 años, yo misma”, expresó con cierto orgullo junto a su esposo Alejandro Villanueva. ¿Te pagan por eso? “Yo me arreglo con el Tavo Vargas (Obregón), que es nieto del general, mi amigo y quien visita la tumba con cierta regularidad; pero jamás lo he hecho por dinero. Soy admiradora de mi general Obregón y me enorgullece que sus restos reposen aquí”.

“El panteón está muy descuidado y seguido batallamos con los malvivientes y vagos que se refugian bajo el techo de la tumba, por eso le tenemos más miedo a los vivos que a los muertos”, dice con humor.

Álvaro Obregón Salido es el único —de los cinco— expresidentes de México de origen sonorense que está sepultado en Sonora.
Por decisión testamentaria,—Humberto Valdez dixit— sus restos se encuentran en Huatabampo, lugar adonde sus primeros familiares llegaron en 1891, el mismo año en que trabajó en un taller de carrocería. En 1893 sería productor y vendedor de cigarros La América; en 1897, peón de hacienda, propiedad de su hermano Alejandro; en 1898, mecánico en un ingenio azucarero de Navolato, Sinaloa; en 1899, agente viajero de una empresa de Culiacán que vendía artículos de piel (zapatos, cinturones). En 1900, maestro de primaria en Moroncárit. De 1905 a 1912 fue regidor, síndico y presidente municipal de Huatabampo. Entre 1916 y 1917 fue secretario de Guerra y Marina, y de 1920 a 1924, presidente de la República. Toda una historia, toda una vida intensa. Obregón murió a los 48 años y sigue presente en la polémica política nacional.

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