• Hermosillo, Sonora, México a     |  Año 29 No. 11    

¿Dónde quedó Adolfo de la Huerta?

Bulmaro Pacheco / [email protected]




Nota publicada: 2025-07-13

¿Dónde quedó Adolfo de la Huerta?

Bulmaro Pacheco.

 

¿Así puede definir a su padre don Arturo?

Sí, como un romántico, político de vocación, muy honesto, amante de la cultura y la música, orgulloso de sus antecesores en Guaymas y con los yaquis,orgulloso de su obra como gobernador de Sonora, legislador local, senador de la República,Cónsul, secretario de Hacienda y presidente de la República de junio a noviembre de 1920.

¿Que se la jugó con Sonora en la XXIII Legislatura local?

Sí. Fue parte de esa histórica legislatura que se negó a reconocer a Victoriano Huerta como presidente en 1913, llamándole usurpador. A él le tocó mediar para resolver el triunfo de Álvaro Obregón en la presidencia municipal de Huatabampo contra Pedro Zurbarán, que ya había tomado posesión. Al final ganó Obregón, que duró muy poco tiempo en el cargo”.También le tocó recomendar a Calles para Comisario de Agua Prieta”.

¿Fue un auténtico líder político en Guaymas?

Aquí tenía mucha vida política y social. Trabajaba en empresas locales (gerente de un banco y de la tenería de San Germán, por ejemplo) y participaba seguido en eventos culturales y en la formación de clubes cívicos para fomentar la participación política. Fue muy cercano a los Maytorena, padre e hijo, que lo impulsaron, por eso —entre otras cosas— llegó a diputado local para el período 1911-1913. Después se ganó la confianza de Venustiano Carranza, y realizó una ascendente carrera política que lo llevó a ser presidente de México y secretario de Hacienda en el gobierno de Obregón, hasta que se rebeló contra Obregón y Calles en 1924 y acabó exiliándose en Los Ángeles, California.

¿Allá trabajó dando clases de música para sobrevivir?

Sí, de música, canto y solfeo. Tenía mucho talento y una gran voz. Así sobrevivió allá hasta que regresó a México en el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, quien lo recibió en audiencia y lo nombró jefe de la oficina de Pensiones antecedente inmediato del Issste. Acudió a la reunión de expresidentes de México convocada por el presidente Manuel Ávila Camacho, en 1942, y se desempeñó como  visitador de consulados después, hasta su muerte en 1955.

Don Arturo de la Huerta Oriol, hijo de don Adolfo, ingeniero civil, jefe de la Junta Local de Caminos en la región Guaymas-Empalme,  junto con su esposa doña Luz Mendoza, a finales de los setenta nos recibían de tarde en tarde,  a quien esto escribe, a Inés Ramírez y al legendario Juanero Robinson, en su amplia casa ubicada en la calle Alfonso Iberri, casi esquina con Avenida 20, en Guaymas —hoy ocupada por la notaría de Alfredo Ortega Jiménez—, con un café colado de excelente calidad y el infaltable jugo de las naranjas de su huerta ubicada cerca del aeropuerto.

¿Y compositor de la canción Sonora querida?

Sin duda. Hay ingredientes de esa canción que muestran a un autor nostálgico y sentimental por su tierra estando lejos de ella.: “Extraño tu suelo y cifro mi anhelo por volverte a ver”. (Estaba exiliado cuando la compuso)

“Nogales frontera, por donde quisiera a mi suelo volver, frontera querida yo diera mi vida por volverte a ver”. (Por Maytorena también exiliado, sabía de los riesgos que corrían, de regresar a México sin avisar) y en aquel tiempo, la ruta era tomar el tren en California, viajar a Tucson y de ahí a Nogales y Hermosillo en el primer tramo de ferrocarril construido en el gobierno de Porfirio Díaz.

“Aquél Bacatete, donde el diecisiete yo me pronuncié”.(Como gobernador en 1917 se pronuncia ante Carranza por la restitución de las tierras de las que eran legítimos propietarios los Yaquis, y las bases sobre las cuales se había hecho la paz—suspender el exterminio y la deportación—, que aprobó el primer jefe). La buena relación con los Yaquis la heredó de sus abuelos Torcuato de la Huerta y Josefa Armenta que vivieron en Huírivis.

“Bonito Hermosillo, pueblito sencillo en donde viví, las noches aquellas tan claras y bellas que están siempre en mí”. (Como gobernador tenía su casa frente a la Cervecería Sonora y cantaba por las noches escuchándose su potente voz en todo el barrio)

Adolfo de la Huerta Marcor, guaymense de excelencia, ocupa un lugar especial en la historia de México y Sonora. Es recordado por su honradez, sus convicciones y sus aportaciones de origen al movimiento revolucionario encabezado por Madero. También por sus obras como gobernador de Sonora

Fue miembro destacado de la XXIII Legislatura local de Sonora (1911-1913), sin duda la más valiosa y valiente del siglo XX. Como diputado propietario, fue electo por el distrito V de Guaymas llevando como suplente a Torcuato Marcor. Tiempos en que el puerto tenía dos diputados locales; el otro fue Eduardo González, que llevó como suplente a Fortino Vizcaíno.

¿Por qué fue esa legislatura la más valiente del siglo XX?

Porque los diputados; Bórquez Velderráin, Caturegli, Bonillas, Ricardo Platt, entre otros, encabezados por Ignacio Leandro Pesqueira Gallegos, diputado por Arizpe —y gobernador de Sonora, que sustituyó por 6 meses a José María Maytorena— tuvieron el valor, el arrojo y la valentía de rechazar al gobierno de Victoriano Huerta acusándolo de usurpador. El 5 de marzo de 1913, mediante la ley 122, que autorizó al Ejecutivo a desconocer al general Huerta. Éste reaccionó ordenando la desaparición de poderes en Sonora y nombrando a un nuevo gobernador, que nunca alcanzó a tomar posesión por el bloqueo al puerto de Guaymas establecido por los revolucionarios sonorenses que al final ganaron la batalla.

Don Adolfo murió en 1955 en la Ciudad de México a los 74 años. Sobrevivió 27 años a la muerte de Alvaro Obregón (1928) y 10 a la de Plutarco Elías Calles (1945). Fue sepultado en el panteón francés de San Joaquín frente a la Secretaría de la Defensa Nacional.

En ese mismo panteón descansan también los restos del  expresidente Manuel Ávila Camacho, Hortensia Elías Calles, Antonio Badú, José José y María Félix.

El panteón luce moderno, limpio, con avenidas y calles bien trazadas, y se ve un mantenimiento permanente.

Ahí llegué una mañana y abordé a un trabajador de conservación que estaba regando el césped y le dije: “Busco la tumba del expresidente Adolfo de la Huerta, me dicen que aquí está sepultado”, y rápido reaccionó: “Ese traidor no se encuentra aquí, quedó en Chihuahua, ¿qué no sabe usted eso?” Me dijo medio extrañado.

No, le dije, lo está usted confundiendo con Victoriano Huerta (que quedó en El Paso Texas) me refiero a don Adolfo de Sonora!.

Se quedó pensativo, llamó a un ayudante y le dijo: “ Ah! si!, Lleva a este señor a la tumba del expresidente de México que está entre las de Clavillazo y Miroslava”. Y en efecto, ahí se encuentra una tumba de granito, bajo la sombra de cipreses y enredaderas, construida en 1955, luce olvidada y cubierta de tierra. “Hasta hace algunos años le hacían homenaje en el aniversario de su fallecimiento”, me dice el guía, “pero por alguna razón tanto sus familiares como sus seguidores dejaron de venir”. Ahí está también en la misma tumba su esposa Clara Oriol fallecida años después. El resto de la familia De la Huerta-Marcor está sepultada y dispersa en el viejo panteón de Guaymas: ¿Porqué la familia cercana de Don Adolfo decidió sepultarlo en la Ciudad de México?, o ¿fue por decisión previa del expresidente? No se lo pregunté a Don Arturo. Todo un misterio.

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