Nota publicada: 2008-10-25
Para Don Fausto Soto Silva: sus preguntas inspiraron…
Las devaluaciones que ha experimentado el peso mexicano a través de la historia tienen su explicación. Ante lo que está ocurriendo actualmente y las confusiones que siempre se generan alrededor del problema, no debemos caer en la simplificación de la realidad ni entrar en pánico. Al contrario, debemos tratar de entender la complejidad actual de la problemática y sus orígenes, para estar mejor preparados y actuar en consecuencia.
La última vez que el peso tuvo un valor mayor al del dólar fue en el año de 1874. En 1875, la cotización peso-dólar fue de 1.01. Desde ese año, el valor del peso en relación con el dólar se ha incrementado hasta llegar hasta hoy, que al cierre de la semana observa un valor cercano a los catorce pesos.
En diciembre del 2006, a la entrada de Felipe Calderón a la presidencia, el dólar se cotizaba en 9.87. En menos de dos meses ha perdido el 39% de su valor para pasar a 14.50 al menudeo y 13.70 al mayoreo.
En 182 años -de 1826 al 2008- el peso mexicano ha experimentado doce devaluaciones. Seis de 1904 a 1954 y otras seis de 1976 al 2008.
Para efectos prácticos, y de acuerdo a los términos de la contabilidad económica original, la primera devaluación ocurrida en el siglo XX en México la experimentó el peso en el año de 1904, por el bajón que dio a nivel internacional el precio de la plata que era la garantía del valor del peso en su cotización internacional, y uno de los productos de mayor exportación. La cotización pasó de 1.09 a 2.38 pesos por dólar.
La segunda devaluación se presentó en 1914 cuando la moneda mexicana se cotizó en 4.28 pesos por dólar. ¿Las causas? El exceso de papel moneda (bilimbiques) ordenado por Victoriano Huerta a los bancos emisores para costear su estancia en el poder. Agravaron las cosas también los billetes lanzados a la circulación por Venustiano Carranza para sacar a Huerta del poder. En algunas entidades y otros revolucionarios, como Pancho Villa, también emitieron papel moneda. La excesiva circulación de dinero sin respaldo creó una enorme inflación que repercutió en la devaluación y el empobrecimiento de la gente.
1916 sería el último año de circulación del papel moneda. En 1919 se crean los pesos de plata conocidos como los ley de 0.720, de 14.5 gramos de plata pura. En 1921 se crean los centenarios para festejar la consumación de la independencia. Obregón dejó listo el proyecto creador del Banco de México, pero no lo pudo concretar por la rebelión de Adolfo de la Huerta en 1923.
La tercera devaluación ocurrió en 1931, en gran medida por los efectos directos de la crisis mundial de 1929, por el déficit persistente en la balanza de pagos (de cuentas se decía entonces) y por la excesiva acuñación de monedas de plata.
En 1934 se crea el fondo regulador llamado indistintamente “reserva monetaria, reserva de dólares o reserva de divisas”, para proteger la paridad. En 1935 la plata deja de circular y los billetes se convierten en moneda de curso legal.
La cuarta devaluación ocurrió el 18 de marzo de 1938; las medidas del presidente Lázaro Cárdenas para expropiar el petróleo provocaron que las empresas petroleras y otros inversionistas sacaran su dinero del país propiciando un desbalance que llevó a la devaluación, alcanzando la cotización del peso 4.52 por dólar. “El tendencioso e insistente retiro de los depósitos que las compañías petroleras tenían en las principales instituciones del sistema bancario, para transformarlas en divisas extranjeras y situarlas fuera del país. Este movimiento tuvo repercusiones en el público, que por desconfianza en la seguridad de la moneda, contribuyó en forma sensible al retiro de los depósitos” (Informe de Lázaro Cárdenas).
La quinta devaluación ocurrió el 22 de julio de 1948 por los efectos de la posguerra y las ayudas que no llegaron de los Estados Unidos, así como por los excesos en el manejo de las reservas internacionales del país (se redujeron de 376 a 34 millones de dólares), la moneda mexicana pasó de 4.85 a 8.65. Eran los tiempos de Miguel Alemán en la presidencia y de Ramón Beteta en la Secretaría de Hacienda.
La sexta devaluación se presentó el 18 de abril de 1954 cuando el valor del peso pasó de 8.65 a 12.50. ¿Las causas? La inestabilidad política en la elección de Ruiz Cortines, el déficit en la balanza comercial, la especulación monetaria, la paralización de la inversión pública y privada. El secretario de Hacienda, Antonio Carrillo Flores, la justificó así: “El gobierno había modificado la paridad de nuestra moneda […] para liberarla de las incertidumbres que sobre ella venían proyectando las realidades internacionales”. Dos meses después confesaría. “Esos dos meses -dijo- han sido los peores de mi vida” (Del Cueto).
22 años después, el 31 de agosto de 1976 el Banco de México cambió de la paridad fija a la paridad flotante para pasarlo de 12.50 a 22.00 en una primera cotización. ¿Las causas? Excesivo gasto público, crisis mundial por la subida en el precio del petróleo por la OPEP, la excesiva sobrevaluación anterior del peso, maniobras especulativas, disminución de las reservas, déficit comercial e inestabilidad política, así como rompimientos y tensiones entre el gobierno y el sector privado.
En 1982, al final del período presidencial de José López Portillo, vendrían dos devaluaciones más, una en febrero y otra en agosto, para que el peso pasara primero de 26.88 a 37.66 y después a 74.04.
En diciembre de 1982 el presidente Miguel de la Madrid decretó dos valores: 150.00 para el tipo de cambio libre y 70.00 para los mexdólares.
Entre 1982 y 1988 el peso se devaluó hasta llegar al 3,975%, el costo por dólar se fue de 2,330 a 2,664.00; fue la explosión de la crisis política y las complicaciones electorales de la elección presidencial.
En 1987 la economía mexicana experimentó uno de sus peores años, la inflación anualizada llegó por primera ocasión en la historia al 167%. La cotización alcanzó ese año 2,278.00 por dólar.
En diciembre de 1989, a la entrada de Carlos Salinas de Gortari, se reconoció otra paridad cambiaria y la moneda pasó a 2,330.00
En 1993 mediante la reforma monetaria se dividió entre mil el valor de los pesos en circulación y se le quitaron tres ceros a la moneda. El valor del peso ya alcanzaba los 3,329.60 por lo que –con la nueva reforma– su valor se ubicó en esa fecha en 3.329.
En 1994 el sistema político mexicano experimentó su peor crisis desde 1929. Es asesinado el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio; aparece el grupo guerrillero EZLN en Chiapas; el secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, amenaza con su renuncia días antes de la elección presidencial y en septiembre es asesinado José Francisco Ruiz Massieu; eventos todos que provocan la peor salida de capitales de esos años y desembocando el fenómeno con el llamado “error de diciembre”, que propició una nueva devaluación de la moneda que ahora se fue de 3,329 a 5,200 pesos. Para diciembre de 1995 la cotización estaba ya en 7,800 pesos (7.80).
Lo que siguió después fue el deslizamiento en el mercado libre de cambios y gradualmente el valor de la moneda de trasladó de 7.80 a 9.80 en el 2000.
Del 2000 al 2006 la cotización pasó de 9.80 a 10.55 con movimientos fluctuantes. A dos años de gobierno de Felipe Calderón la cotización se mueve diario entre los 13 y los 14 pesos, lo que habla de una tentativa doceava devaluación, ahora casi del 40%. Para pasar en 104 años de 1.09 a más de 13 mil pesos (13 sin los tres ceros). Los analistas financieros hablan que será difícil que el peso regrese a su anterior cotización.
A partir de la devaluación de 1938, las reservas internacionales de México han estado en juego. El Banco de México ha soltado en las últimas dos semanas 13,000 millones de dólares. Se intenta con ello apuntalar la paridad cambiaria y tratar de evitar un incremento abrupto del dólar; ningún gobierno puede soportar esa práctica en el largo plazo porque no hay reserva que alcance para darle gusto a la especulación y al pánico financiero. “El incremento abrupto del dólar podría tener efectos negativos muy graves sobre la inflación y la estabilidad del sistema financiero”; afirma Everardo Elizondo, subgobernador del Banco de México.
Por el momento aparecemos como rehenes de la necesidad de importar alimentos y tecnología que no producimos y pagar con un dólar barato para que un alza de precios no afecte los salarios reales. También del riesgo de que de tanto estar inyectando dólares se nos acaben las reservas y a futuro la autoridad monetaria se retire del mercado cambiario dejándole a la oferta y la demanda, así como a los especuladores, la fijación de la paridad. Eso lo saben las autoridades y es algo que no conviene… ni ahora, ni nunca. Sobre todo ahora, en vísperas del sobrecalentamiento político.