• Hermosillo, Sonora, México a 2008-09-29  |  Año 29 No. 11    

Reacomodos Partidistas


Nota publicada: 2008-09-29


El último dirigente estatal del PRI en Sonora que duró seis años en su encargo fue Enrique Fox Romero. Estuvo de 1967 a 1973 y entró al relevo de Virgilio Ríos Aguilera que había sustituido en la campaña de Faustino Félix Serna a otro longevo dirigente por seis años: Mario Morúa Johnson.
Samuel Ocaña García entró al relevo del PRI estatal en marzo de 1978 desde la Secretaría de Gobierno del régimen de Alejandro Carrillo Marcor. Sustituyó  al diputado federal Jesús Enríquez Burgos, que a su vez había entrado al relevo de Rubén Díaz Vega al dejar el partido después de la caída de Carlos Armando Biébrich. De hecho, Díaz Vega-que había entrado en lugar de Fox Romero- abandonó la dirigencia como protesta por la salida de Biébrich del gobierno y dejó temporalmente el PRI estatal en manos del secretario general Rafael Ramírez Leyva.
El gobernador Carrillo gestionó ante el dirigente nacional del PRI Carlos Sansores Pérez que aceptara a Enríquez Burgos -secretario de gobierno de Biébrich- en la dirigencia estatal y en la Cámara de Diputados, donde su suplente Fernando Elías Calles había realizado un muy relevante papel, pero no contaba con la simpatía de Carrillo Marcor por su cercanía afectiva y política con Biébrich.
Ocaña había dejado la presidencia municipal de Navojoa en 1975 para incorporarse al gabinete estatal como subsecretario primero y secretario de gobierno después. En poco tiempo se ganó la confianza de Alejandro Carrillo y ante la cercanía del proceso electoral de 1979, el gobernador empujó para que se hiciera cargo de la dirigencia estatal del partido en marzo de 1978, llevando como segundo de a bordo a Jesús “pachi” Rochín que ha sido en tres ocasiones secretario general.
Lo que siguió es historia muy conocida. Carrillo cabildeó intensamente para oponerse a la candidatura de los búfalos que por entonces lideraba Salomón Faz y logró convencer al secretario de gobernación Jesús Reyes Heroles, al dirigente nacional del PRI Carlos Sansores y al presidente de la República José López Portillo de que Ocaña era la solución para Sonora. Le dieron la razón -el director de investigaciones políticas de la SEGOB era el ex delegado del CEN del PRI en Sonora (1976) Mario Vargas Saldaña- y Ocaña protestó como candidato en febrero de 1979. Al final le ganó la batalla al mismo Faz y a Francisco Vizcaíno Murray, también finalistas en dicho proceso.
En la protesta de Ocaña como candidato, Sansores anuncia su retirada de la dirigencia nacional porque lo nombraron director del ISSSTE y lo sustituye Gustavo Carvajal. Ocaña le entregó la dirigencia del partido en la campaña y hasta el mes de diciembre de 1979 al ex diputado federal Gilberto Gutiérrez Quiroz. En esa elección el PRI perdió en Cajeme, Agua Prieta, Empalme y Huépac. Carlos Amaya Rivera le ganó a Gilberto Borrego Zamudio el distrito federal de Cajeme y Claudio Dabdoub y José Antonio Gándara ganaron para el PAN los distritos locales. Alicia Arellano Tapia, que había concluido su labor como alcaldesa de Magdalena tres años antes, ganó la alcaldía de Hermosillo para el período 1979-1982 llevando como primer regidor a Héctor Cañez.
Ya en el gobierno estatal, Ocaña tuvo como dirigentes del partido a Alfonso Molina Ruibal primero y a Daniel Acosta Cázarez después. Al postular candidato el PRI a Rodolfo Félix Valdés en noviembre de 1984, hubo un breve interinato de Benjamín Salazar Acedo para pasarle posteriormente la estafeta en plena campaña a Manlio Fabio Beltrones. Molina Ruibal sería diputado federal un par de ocasiones; en 1982 y en 1994.
Al inicio del gobierno de Félix Valdés y al pasar Beltrones a la Secretaría de Gobierno en 1985, Francisco Aldana Montaño asumió la presidencia del PRI estatal para entregarla a quien esto escribe en enero de 1987.
Miguel Ángel Murillo se hace cargo de la dirigencia en mayo de 1989. Le entrega la estafeta al diputado local Roberto Sánchez Cerezo en abril de 1991 en plena campaña electoral para la renovación del ejecutivo. Murillo fue diputado local  en 1985 y federal por Cajeme entre 1991 y 1994.
Al pasar a la secretaría de gobierno, Sánchez Cerezo deja el PRI en manos de Javier Hernández Armenta, que permanece de 1991 a 1995-diputado federal de 1994 a 1997- cuando lo releva  el senador Armando López Nogales. A principios de 1997 entra en lugar de López Nogales Filiberto Alfaro Cázarez, que permanece hasta finales del año para dedicarse de tiempo completo a su tarea de diputado local. Lo releva Víctor Hugo Celaya Celaya que fue diputado federal de 1988 a 1991.
Celaya entra casi al mismo tiempo que Armando López Nogales al gobierno y permanece hasta el año 2000 cuando es relevado por –otra vez- Miguel Ángel Murillo que pasa de la secretaría de gobierno al PRI. Al término del proceso electoral, Murillo es relevado por el secretario de salud Manuel Robles Linares, y permanece hasta el 2003 cuando se separa para competir en el proceso interno para la candidatura a alcalde de la capital.
Murillo se hace cargo después del instituto de crédito educativo.
A Robles Linares lo sustituye el ex diputado local y federal Daniel Tréllez, que permanece toda la campaña electoral del 2003 hasta que en enero de 2005 lo sustituye Carlos Daniel Fernández. A Fernández le toca el proceso electoral del 2006-cuando es ungido diputado local- y dura en la dirigencia hasta agosto del mismo año, cuando le entrega a Ernesto de Lucas Hopkins quien se mantiene en la dirigencia hasta el pasado 20 de agosto ocupando el despacho provisionalmente Alberto Guerrero ex alcalde de Navojoa.
A los mencionados les tocó vivir en la entidad ocho elecciones de presidente de la República, siete de gobernador y catorce de presidentes municipales y diputados locales. También les tocó la caída de un gobernador en 1975, cuatro devaluaciones del peso (¡de 12.50 a 11 mil pesos en relación al dólar!) con su correspondiente inestabilidad económica. Ocho reformas electorales empezando por la de 1970. También, por el incremento de la población, el paso de 67 a 72 municipios, de 9 a 21 distritos locales de mayoría y de 4 a siete federales. Al mismo tiempo les ha tocado el paso de un Sonora de 900 mil habitantes a casi 2.5 millones, de contar con instituciones de educación superior en dos municipios a llegar actualmente hasta 24, les ha tocado experimentar también la revolución de las comunicaciones, del télex al fax, del correo postal al internet, de la máquina de escribir a la computadora, etc., etc.
En relación a la pluralidad político partidista les ha tocado pasar de ser un partido prácticamente ganador de totalidades, a otro que ha perdido desde 1967 elecciones en 64 de los 72 municipios, en 19 de los 21 distritos locales, en seis de los 7 distritos federales, dos veces la elección de senadores, e igual número de ocasiones la presidencia de la República.
En elección de gobernador les ha tocado pasar de triunfos holgados -sin adversario en 1973- hasta elecciones como las de 1985 que el PRI ganó con 42 puntos de ventaja, con 44 en 1991, con 9 en 1997 y con 1 en el 2003.
A diferencia de otros estados, el único que ha cambiado de partido, es Roberto Sánchez Cerezo. Se fue al partido del trabajo.
Celaya se separó públicamente del PRI en el 2000 y Murillo recibió invitación del PRD para una candidatura en el 2006. Ambos han manifestado que siguen militando en el PRI.
De cara al proceso electoral del 2009 se presentan de nuevo los reacomodos partidistas. El PRI ha convocado al relevo de su dirigencia estatal en las próximas semanas. Será esa la primera de las tres aduanas que deberá pasar el partido con una deseable unidad interna en los próximos seis meses si aspira a ganar bien las contiendas del año próximo. La primera aduana equivale al 20% del éxito. El otro 40% lo representa la selección del candidato al gobierno estatal. El restante 40% lo representará la selección de sus candidatos a presidentes municipales.
Lo deseable es que no se suelten los demonios y que todo se desarrolle en paz y con apego a derecho, y en caso de soltarse, hay que controlarlos. Para eso se hace, se ha hecho y se seguirá haciendo política. ¿Qué no?.
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