Apple atraviesa una de sus etapas más complejas en materia de inteligencia artificial, marcada por salidas estratégicas, dudas del mercado y presión competitiva. El reciente despido de John Giannandrea, jefe de IA de la compañía, dejó en evidencia la dificultad de Apple para aprovechar plenamente su poderoso hardware en favor de Siri y de la plataforma Apple Intelligence. Mientras OpenAI con ChatGPT y Google con Gemini avanzan rápidamente, Apple parece perder protagonismo en una carrera que definirá el futuro tecnológico.

La fuga de talento también preocupa. Investigadores e ingenieros altamente capacitados han dejado la empresa para incorporarse a Meta, OpenAI y startups especializadas en IA, debilitando aún más el impulso interno de Apple en un campo crucial. La compañía se enfrenta al desafío de reconstruir equipos, replantear estrategias y recuperar liderazgo en un ecosistema donde la innovación ocurre a un ritmo vertiginoso.

En paralelo, crecen las dudas sobre la continuidad de Tim Cook. Aunque el CEO, hoy de 65 años, ha reiterado su confianza en los nuevos productos y la visión de Apple, analistas del sector y mercados de predicciones calculan solo un 50% de probabilidad de que permanezca al frente más allá de 2026.

Apple, acostumbrada a reinventar industrias, enfrenta ahora la prueba de reinventarse a sí misma en la era de la inteligencia artificial.