• Hermosillo, Sonora, México a     |  Año 29 No. 11    

La sigilosa enfermedad

Dr. César Alvarez Pacheco / [email protected]




Nota publicada: 2025-12-07


 

Cada 1 de diciembre, en el marco del Día Mundial del Sida, se llevan a acabo acciones para concientizar esta temida enfermedad que hoy en dia sigue acechando sigilosamente. A pesar de la ciencia que hoy permite mantener pacientes casi curados, continuamos padeciendo las consecuencias de esta patología tan sileciosa.

 

La conmemoración, tiene su origen en 1988 y fue la primera conmemoración global dedicada a la salud, este día el mundo se detiene para mirar una epidemia que no ha terminado y vemos  los avances de la ciencia, el retroceso o permanencia del estigma y las desigualdades que impactan en el acceso a prevención, diagnóstico y tratamiento. Dado el panorama actual de interrupciones sanitarias, recortes presupuestales y falta de voluntad política que reconfiguraron la manera en que se previene, detecta y trata el virus de inmunodeficiencia humana, este 2025 el lema es: “Superar las disrupciones, transformar la respuesta al sida”, consigna que invita a observar cómo estas fracturas marcan la evolución de la epidemia y frenan los avances hacia una erradicación de cara al año 2030. En 2024, 40,8 millones de personas vivían con virus de inmunodeficiencia humana, 630.000 fallecieron por causas relacionadas con la afección y 1,3 millones contrajeron una nueva infección. Estas cifras recuerdan que la epidemia no es un problema del pasado, sino una urgencia que sigue desplazándose entre desigualdades geográficas y económicas. Una de las señales más visibles está en la detección tardía. Un estudio reciente realizado por la Clínica de VIH del Departamento de Infectología en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán",  indican que en México las mujeres no se consideran una población de riesgo en el contagio de virus de inmunodeficiencia humana, lo que impacta en diagnósticos tardíos y, por consecuencia, en falta de acceso a tratamientos oportunos. Las disrupciones también han debilitado la continuidad del tratamiento. Un análisis reciente, expone cómo la inestabilidad en la financiación global amenaza con frenar avances logrados en las últimas dos décadas. Sin recursos garantizados los programas se reducen, las visitas al médico se hacen cada vez más espaciadas y el cumplimiento terapéutico se vuelve frágil. A la par, algunos países han comenzado a explorar otros caminos que podrían transformar la prevención. En Europa el Comité de Medicamentos de Uso Humano, emitió una opinión favorable para autorizar lenacapavir como profilaxis preexposición de aplicación semestral. Este avance abre una puerta inédita: simplificar la prevención a solo dos inyecciones al año, cambio que podría incrementar el cumplimiento terapéutico en poblaciones con alto riesgo o con dificultades para sostener esquemas diarios. Estos hallazgos han encendido debates sobre la posibilidad de una remisión prolongada. Sin embargo, especialistas advierten que no se trata de expectativas inmediatas, sino de progresos graduales que deben sostenerse con inversión y vigilancia científica. La investigación avanza, pero requiere sistemas de salud capaces de acompañarla. El papel de las comunidades, lejos de ser anecdótico, constituye el eje más consistente de continuidad. Allí donde los sistemas de salud se detuvieron, fueron estas redes las que preservaron la atención mínima indispensable. Este comportamiento define lo que realmente significa resiliencia en la respuesta al virus de inmunodeficiencia humana. Esta resiliencia comunitaria es la pieza que permite unir los dos elementos del lema de este año: superar y transformar. No hay transformación posible si las comunidades dejan de ser parte del centro de la estrategia. Ni las innovaciones tecnológicas ni los nuevos fármacos pueden compensar la ausencia de estructuras locales fuertes.

 

Las metas globales siguen siendo claras: poner fin al síndrome de inmunodeficiencia adquirida para 2030. Pero los últimos años recordaron que la epidemiología no sigue líneas rectas. Lo que parecía un avance sostenido comenzó a desacelerarse por condiciones político-económicas. En la práctica transformar significa reordenar prioridades, invertir en prevención combinada, expandir modelos comunitarios, asegurar la disponibilidad de profilaxis preexposición innovadora, fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica y garantizar que los fármacos lleguen sin interrupciones, incluso en momentos de crisis. La epidemia cambió, los contextos cambiaron y ahora la responsabilidad radica en no repetir los errores que aumentaron las brechas; el desafío de 2025 no es solo clínico, es político, social y cultural, por lo que las soluciones ya no pueden pensarse aisladas.

Dr. César Álvarez Pacheco 

[email protected] 

@cesar_alvarezp 

Huatabampo, Sonora

 



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