Nota publicada: 2025-11-20
Nueva York y Washington. El caso de Jeffrey Epstein sobre abusos sexuales y pederastia ha sido encubierto durante 30 años, y aunque esta semana el Congreso aprobó una medida para ordenar al Departamento de Justicia que divulgue todos los archivos del asunto, es probable que sea sólo el inicio de otra fase de ocultamiento oficial de las relaciones del fallecido financiero con una amplia gama de la cúpula económica y social del país, incluido el presidente Donald Trump.
La medida aprobada por ambas Cámaras del Congreso estadunidense el martes, llegó ayer al escritorio del mandatario, quien la promulgó en ley. “Acabo de firmar la legislación para divulgar los archivos de Epstein”, escribió Trump en su red social, donde enfatizó que fue durante su primer periodo que el depredador sexual fue formalmente acusado y que su antecesor demócrata, Joe Biden, nunca “divulgó un solo documento”, y resaltó que los socios y amigos del acusado fueron demócratas.
El jefe de la Casa Blanca, ante el hecho de que su intenso esfuerzo para frenar la aprobación de la medida estaba fracasando, dio un giro el pasado domingo y se proclamó a favor de la divulgación del expediente, al acusar a los demócratas de generar una narrativa falsa sobre su relación con Epstein y al sostener: “no tengo nada que ocultar”.
Pero si eso fuera cierto, señalan observadores, el presidente podría haber ordenado desde que llegó a la presidencia que su Departamento de Justicia divulgara todos los archivos sin la aprobación del Congreso.
Ofensiva contra demócratas
En su más reciente maniobra antes de aceptar su derrota y llamar a favor de la aprobación, el viernes pasado Trump ordenó a su procuradora general, Pam Bondi, iniciar investigaciones sobre las relaciones de prominentes figuras demócratas con Epstein. Nombró al ex presidente Bill Clinton, al antiguo rector de Harvard, Lawrence Summers, y ejecutivos de la empresa financiera JP Morgan Chase, entre otros.
Analistas y legisladores demócratas señalaron que esa maniobra podría ser usada ahora para evitar la divulgación de todos los documentos relacionados con Epstein, ya que hay ciertas condiciones en la medida, por ejemplo, una que evita que el Departamento de Justicia divulgue expedientes y otros materiales si son parte de una investigación criminal en curso.
La legislación aprobada contiene otra excepción que permite al Departamento de Justicia no divulgar información que pudiera invadir la privacidad personal de víctimas y personas ajenas.
Este miércoles, la procuradora, Pam Bondi, jefa del Departamento de Justicia, afirmó que divulgará el material relacionado con Epstein dentro de un plazo de 30 días, una vez promulgada la ley. Sin embargo, también confirmó que la medida permite que su dependencia retenga parte del material, lo cual nutrió la intensa especulación sobre cómo se procederá en el asunto.
“Sería muy naif (ingenuo) que cualquiera de nosotros pensara que Trump de verdad ha cambiado. No quiere que la información salga”, opinó el senador demócrata Peter Welch en entrevista con Washington Post.
A la fecha, se han divulgado de manera pública aproximadamente 53 mil documentos y se calcula que hay en total más de 100 mil en el archivo bajo control del Departamento de Justicia.
Para las víctimas –cerca de mil mujeres en total– la aprobación del Congreso fue un triunfo a su larga lucha por las transparencia y contra la impunidad en el caso, sobre todo después del aparente suicidio de Epstein en 2019 en su celda en Nueva York, mientras esperaba el inicio de su juicio.
Muchas de las víctimas –casi todas adolescentes cuando fueron manipuladas por Epstein y sus cómplices para complacerlos con actos sexuales– han expresado su repetida frustración de lograr un rendimiento de cuentas real.
Décadas sin respuestas
Una de las víctimas, Annie Farmer, en una conferencia de prensa reciente antes del voto, recordó que este asunto ha pasado por cinco presidentes de ambos partidos, empezando en 1996, cuando su hermana le reportó a la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) lo que Epstein les había hecho; “le colgaron el teléfono”, eso fue durante la presidencia de Clinton, recordó.
Después, en 2006, la FBI “nos entrevistó, pero nada sucedió”, lo que pasó durante la administración de George W. Bush. En 2015, cuando se les negó información del FBI, Barack Obama era presidente. En 2019, cuando murió Epstein, Trump era el mandatario. En 2023, se solicitó al gobierno una averiguación por las fallas en investigar el caso de su hermana, pero no hubo respuesta bajo la gestión de Joe Biden.
Este año, con la promesa de campaña de Trump de divulgar todo el archivo, el Departamento de Justicia anunció que estaba cerrando el caso sin proceder con la investigación de los socios del acusado.
“Éste no es un asunto de unos cuantos demócratas o republicanos corruptos, éste es un caso de traición institucional”, acusó. “Ya que no se investigó más, muchas más chicas fueron dañadas”, enfatizó al recordar que su hermana vivió bajo amenazas a su vida por atreverse a denunciar.
Agregó que “30 años después… el gobierno aún no ha optado por la transparencia. Es por ello que todas nos hemos unido en una sola voz para demandar la divulgación de todos los archivos de Epstein y finalmente sacar la verdad de las sombras”, concluyó Farmer.
El más nombrado
Trump, como lo han hecho varios de sus antecesores, se tropezó no solamente con tener que rendir cuentas por su amistad con Epstein, sino por su intento de encubrirlo. Es cierto que la mayoría de los amigos y socios del depredador sexual eran demócratas.
Por ello, una corriente influyente del movimiento republicano derechista dirigido por el jefe de la Casa Blanca, MAGA (Hacer a Estados Unidos Grande Otra Vez), ha sospechado durante años que Epstein era parte de una conspiración demócrata de tráfico sexual, y exigían la divulgación de todos los documentos en manos de las autoridades, hasta el candidato Trump y sus aliados incorporaron esa demanda a su campaña.
Pero las cosas se complicaron cuando el nombre de Trump es –por lo menos en los documentos ya divulgados– el más mencionado en los correos electrónicos que forman la mayor parte de la documentación conocida.
Pero si se divulga lo prometido, los archivos sobre Epstein ofrecerán más nombres a una creciente lista de figuras prominentes que tuvieron alguna relación, a veces sólo epistolar, en ocasiones de negocio, y otros en fiestas y relaciones íntimas con adolescentes, desde ejecutivos y financieros como Bill Gates, hasta políticos tanto estadundienses además de Clinton, Steve Bannon y otros ya conocidos, como extranjeros incluido el ex príncipe Andrés, anteriores primeros ministros israelíes, el canciller ruso Sergei Lavrov, entre otros, y académicos destacados como Summers y, tal vez el más sorprendente, Noam Chomsky.
Chomsky, cuando se reveló un vínculo, informó que buscó a Epstein para un asesoramiento financiero sin “ningún centavo” del criminal y reconoció que “se reunían ocasionalmente” e intercambiaban opiniones sobre temas académicos y políticos.
Esta semana, la Casa Blanca descubrió esa relación y la vocera Karoline Leavitt difundió de inmediato la foto del intelectual con el comentario: “padrino de los locos izquierdistas babea sobre las ‘perspectivas penetrantes’ de Epstein en una carta descubierta”.
Ahora está por verse si Washington continuará con otro intento de encubrimiento más al intentar defender la impunidad de la cúpula. Y eso, ya que parece que nunca aprenden de su propia historia bipartidista, podría estallar en otro gran escándalo político.