La Unión Europea reveló una estrategia conjunta para fortalecer su capacidad de defensa frente a amenazas provenientes de Rusia. Entre los proyectos más destacados figura una iniciativa antidrone que busca blindar el flanco oriental del bloque, así como escudos aéreos y espaciales para proteger infraestructura crítica.

El plan marca plazos claros hacia 2030, con etapas de despliegue progresivo para 2026 y pleno funcionamiento hacia 2028. También incluye la coordinación de compras militares conjuntas, fortalecimiento de movilidad militar entre los países miembros y una mayor independencia tecnológica en cuestiones de seguridad.

Aunque aún no están definidos todos los montos, la propuesta pretende alinear la política de defensa europea con las demandas estratégicas derivadas del conflicto en Ucrania, reduciendo la dependencia externa y articulando mecanismos internos de vigilancia, despliegue y protección en tiempo real.