
Nota publicada: 2025-09-10
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), en colaboración con la UNAM y el IPN, mantiene un monitoreo constante del volcán Popocatépetl, uno de los más activos de México. Su labor combina ciencia, tecnología e innovación para detectar señales de riesgo y emitir alertas oportunas a la población.
El sistema de vigilancia es multidisciplinario: sensores sísmicos instalados en torno al volcán registran cada vibración relacionada con explosiones, movimiento de magma o emisión de gases. De forma paralela, estaciones GPS detectan posibles deformaciones en la estructura del volcán, indicadores clave de actividad interna.
A esto se suma la observación visual a través de cámaras colocadas en distintos flancos, que transmiten imágenes en tiempo real de las exhalaciones y emisiones de ceniza. Estas herramientas permiten a los especialistas corroborar la información sísmica y dar un seguimiento puntual de la actividad eruptiva.
La comunicación con la sociedad se realiza mediante el semáforo volcánico, que clasifica el nivel de riesgo en verde, amarillo (fases 1 y 2) y rojo, según la intensidad de la actividad. Este sistema no solo informa, sino que establece medidas preventivas claras para las comunidades cercanas.
Además, la inteligencia artificial ha comenzado a jugar un papel decisivo. Investigadores de la UNAM desarrollaron un modelo tridimensional del interior del Popocatépetl que, a manera de “radiografía en movimiento”, permite visualizar cámaras magmáticas y conductos internos. Con ello, se amplía la capacidad de prever erupciones y de comprender la dinámica volcánica.
Con estas herramientas, CENAPRED refuerza su misión de proteger a la población ante uno de los fenómenos naturales más imponentes y, al mismo tiempo, más vigilados del país.