
Nota publicada: 2025-07-11
Un reciente estudio liderado por el Jet Propulsion Laboratory de la NASA ha confirmado que la Luna no solo presenta diferencias visibles entre su cara cercana y su hemisferio oculto, sino que estas desigualdades también se extienden a su interior.
Utilizando datos de la misión GRAIL y publicado en la revista Nature, el equipo científico descubrió que el lado visible del satélite es significativamente más flexible ante la gravedad terrestre que su contraparte opuesta.
Dicha asimetría estructural, medida con un 72% más de deformación de lo esperado en un cuerpo simétrico, representa un giro fundamental en la comprensión de la evolución lunar.
La investigación se centró en el análisis del Love number, un parámetro que mide cuán fácilmente se deforma un cuerpo celeste ante fuerzas externas, como la gravedad.
En el caso de la Luna, los datos mostraron que la cara visible, aquella que siempre apunta hacia la Tierra, presenta una respuesta mucho mayor a la atracción terrestre que el hemisferio oculto.
Este hallazgo indica que el interior del satélite está desequilibrado, lo que obliga a revisar las teorías sobre su estructura interna y su historia térmica.
Según explicó el doctor Ryan Park, director del Solar System Dynamics Group de la NASA y líder del estudio, el resultado fue inesperado.
“Durante mucho tiempo asumimos que el interior de la Luna era simétrico. Descubrir lo contrario fue desconcertante. Tuvimos que revisar millones de parámetros antes de convencernos de que el resultado era real”, afirmó.
El origen de esta asimetría interna estaría en el manto lunar, una capa ubicada entre la corteza y el núcleo, ya que los datos analizados revelaron una diferencia significativa en la composición de ambos hemisferios.
La cara visible contiene una mayor concentración de torio, un elemento radiactivo que genera calor al descomponerse; este calor habría mantenido más blando y cálido el manto de ese lado durante millones de años, facilitando su deformación bajo la influencia de la gravedad terrestre.
Esta diferencia térmica también ayuda a explicar las notables variaciones en la superficie lunar, pues mientras que la cara visible muestra amplias llanuras oscuras, conocidas como mare, resultado de antiguas erupciones volcánicas, el lado oculto se caracteriza por un terreno más elevado, frío y repleto de cráteres.
La mayor rigidez de este hemisferio habría impedido la actividad volcánica extensa, preservando su superficie más accidentada.
Aunque las características externas de la Luna ya eran conocidas desde hace siglos, este estudio es el primero en establecer una conexión directa y medible entre las diferencias superficiales y un origen interno.
Esta perspectiva cambia el enfoque de la investigación lunar, al destacar la importancia de comprender la estructura interna para interpretar correctamente su evolución geológica.
Gracias a los datos recopilados por la misión GRAIL, se ha creado el mapa gravitacional más detallado de la Luna hasta la fecha.
Esta información será esencial para planificar futuras misiones tripuladas dentro del programa Artemis, que busca establecer una presencia humana permanente en el satélite. Comprender cómo varía su campo gravitatorio permitirá diseñar rutas de aterrizaje más seguras, trayectos de exploración más eficientes y sistemas de navegación más precisos.
Además, los investigadores planean aplicar la misma metodología a otros cuerpos del sistema solar, pues Ryan Park y su equipo ya han expresado interés en estudiar el asteroide Psyche, rico en metales, y Europa, una luna de Júpiter que podría albergar un océano subterráneo.