
Nota publicada: 2025-07-10
En el camino del emprendimiento, el error no es la excepción, sino la norma. Lo que distingue a un emprendedor exitoso no es su capacidad para evitar fallas, sino su mentalidad de crecimiento y, con ella, su habilidad para aprender, adaptarse y transformar esas fallas en oportunidades. Este proceso, conocido como “pivoteo”, es esencial en un entorno donde los supuestos cambian constantemente y donde el mercado, la tecnología y los consumidores evolucionan más rápido que nunca.
El error estratégico
El error, como fenómeno, es profundamente subjetivo. En los manuales de negocios se suele enseñar cómo hacer bien las cosas, pero raramente se exploran los matices de lo que constituye un “error”. ¿Falló la decisión o su ejecución? ¿Se trató de una hipótesis mal planteada o de una operación defectuosa? Para los emprendedores, estas preguntas no son teóricas, sino vitales.
El emprendedor vive en un entorno de incertidumbre, donde cada decisión y cada acción es una apuesta. Por ello, resulta crucial identificar rápidamente los errores y entender su naturaleza. La experimentación ligera —o lean experimentiation— permite hacer pruebas pequeñas, baratas y rápidas para validar o descartar hipótesis. Se trata de un método que minimiza el costo del error y maximiza el aprendizaje.
¿Qué es el pivoteo?
Cuando el emprendedor identifica que su propuesta de valor no está resonando como esperaba, tiene dos opciones: insistir o cambiar. El pivoteo es ese giro estratégico que se da cuando, tras un proceso de experimentación, se descubre una oportunidad de mayor valor que la idea original.
Imaginemos a un emprendedor que lanza una aplicación de transporte privado. En su propuesta, incluye múltiples opciones para personalizar el viaje: música, tipo de conductor, aire acondicionado, etc. Al probar su producto en pequeño, se da cuenta de que los usuarios no valoran esas opciones tanto como él esperaba. Sin embargo, comienzan a recibir peticiones para transportar objetos voluminosos en distancias cortas.
Esa demanda —no prevista— revela una necesidad no cubierta: servicios logísticos sencillos y accesibles.
El emprendedor, si cuenta con mentalidad abierta y flexibilidad, puede redirigir su aplicación hacia el transporte de muebles u objetos grandes, manteniendo buena parte de la infraestructura tecnológica ya desarrollada. Esa es la esencia del pivoteo: aprovechar lo aprendido y lo construido para cambiar de rumbo y atender mejor una necesidad real.
Mentalidad de crecimiento
Según la doctora Carol Dweck, las personas operan desde una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento. La primera considera que las habilidades son estáticas; la segunda cree en la capacidad de mejora constante. Para pivotear eficazmente, el emprendedor necesita adoptar esta última.
El crecimiento empresarial no solo exige ideas innovadoras, sino también la capacidad de cuestionarlas. En muchos casos, el mayor obstáculo no es el mercado, sino el apego emocional del fundador a su idea original.
El pivoteo requiere, entonces, una profunda apertura mental y la disposición de soltar el ego.
A diferencia del mundo corporativo —donde los errores se sancionan y se eliminan con procesos rígidos— el entorno emprendedor se nutre de ensayo y error. Sin embargo, esto tiene un costo: repetir el mismo error consume recursos y desgasta al equipo. La clave es institucionalizar el aprendizaje. Cada fallo debe generar un cambio: en el producto, en el proceso o en la mentalidad.
Tres principios para un pivoteo exitoso
Experimentación ligera: Antes de cambiar, prueba en pequeño. No necesitas lanzar una versión final del producto; basta con un prototipo funcional que valide tu hipótesis.
Ventana temporal definida: Toda prueba debe tener un tiempo limitado. Si no obtienes resultados en una semana o dos, replantéate el modelo.
Simplicidad: En la primera fase, menos es más. Una propuesta de valor clara y mínima es más fácil de ajustar y evaluar.
Pivotear es inteligencia estratégica. Es el arte de soltar una idea sin soltar el propósito. En un mundo donde el cambio es la única constante, quienes triunfan no son los que nunca se equivocan, sino los que aprenden más rápido. El pivoteo, más que una técnica, es una filosofía de crecimiento continuo.