• Hermosillo, Sonora, México a     |  Año 29 No. 11    

Tendencias a la regresión

Bulmaro Pacheco / [email protected]




Nota publicada: 2025-06-28

Tendencias a la regresión

Bulmaro Pacheco.

 

Las siguientes son preguntas que no tienen una respuesta fácil y su explicación requiere de profundas reflexiones en varias materias. Se trata de cuestiones que tienen años en la polémica nacional, generan pasiones, debates intensos y pocas conclusiones:

¿Por qué México siempre queda a la cola en el medallero olímpico? ¿por qué no ganamos muchas medallas, a diferencia de naciones más atrasadas?, ¿Por qué en los campeonatos mundiales de futbol nunca logramos pasar del quinto partido y nunca clasificamos a las finales desde que participamos (1932)? ¿qué pasa con sus seleccionados que México siempre es eliminado desde el inicio?

¿Por qué en más de 125 años de la historia de los premios Nobel (Física, Química, Medicina, Literatura, Paz y Economía), México solo ha ganado tres (García Robles, de la Paz, en 1982; Mario Molina, Química, en 1995; y Octavio Paz, Literatura, en 1990)? Para comparar, Estados Unidos lleva 400, Alemania 115, Inglaterra 137, Francia 69 y Japón 28, entre otros.

¿Por qué en los índices mundiales de competitividad, México siempre está en los últimos lugares (el lugar número 55 entre 64 países evaluados)?

¿Por qué México sí destaca en la lista de las naciones con mayor índice de corrupción (El lugar número 140 de 180 países evaluados)?

¿Por qué el gobierno de México, en el sexenio anterior, decidió retirarse de las evaluaciones educativas internacionales? ¿cuál será ahora el medio para evaluar la calidad de la educación que se imparte en México al desaparecer el Instituto de Evaluación Educativa?

¿Por qué, cada vez que organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial publican proyecciones del Producto Interno Bruto mexicano —a menudo con tendencia a la baja—, el oficialismo responde con descalificaciones y la ya conocida frase: “nosotros tenemos otros datos”?

¿Por qué se otorgan concesiones políticas y laborales a la CNTE —que representa solo al 9% del magisterio nacional— en lugar de hacerlo al SNTE, que agrupa a la mayoría de los trabajadores de la educación y ostenta la titularidad legal en materia de relaciones laborales?

¿Por qué México en su historia no ha dado pensadores de la talla de Hume, Voltaire, Diderot, Rousseau, Russel, Víctor Hugo o Montesquieu, entre algunos destacados en el mundo?

Responder a estas preguntas no es sencillo. Sería irresponsable buscar culpables únicos o explicaciones reduccionistas.

 Las respuestas son múltiples, complejas y exigen una reflexión seria para no caer en el simplismo que tanto abunda en el discurso público.Se podría argumentar que la calidad de la educación no ha sido la adecuada en una nación como México, con profundas desigualdades sociales y económicas, lo que han limitado la movilidad social condenando a miles de mexicanos a una educación mediocre y a la falta de oportunidades de desarrollo.

Se podría decir que es en mucho, la improvisación lo que domina en varias áreas del conocimiento y en aquellos espacios donde México compite con el mundo. También la falta de profesionalismo, que obliga a los deportistas a formarse en sus propias realidades como son los llanos deportivos, los campos escolares o los lugares de entrenamiento no propiamente oficiales (ligas organizadas o gimnasios particulares), donde logran despuntar verdaderos garbanzos de a libra que en esa materia ha dado México, como Fernando Valenzuela, Aurelio Rodríguez, Hugo Sánchez, “El Zurdo” Ramírez, Julio César Chávez, entre otros, y que han destacado en la historia y fueron descubiertos por verdaderos profesionales en su rama, que vieron en ellos talento y capacidades para el éxito.

Octavio Paz, por ejemplo, nuestro premio Nobel de Literatura, nunca terminó una carrera universitaria —a pesar de que se inscribió en varias dentro de la UNAM— y se formó en el servicio exterior mexicano y en ambientes culturales de México y el extranjero, donde profundizó su vocación de escritor y poeta. Nació en 1914 y ganó el premio Nobel a los 76 años. Murió en 1998.

Alfonso García Robles nació en 1911, estudió en la UNAM, y ganó el Nobel en 1982, a los 71.

Mario Molina Pasquel nació en 1943. También se formó en la UNAM y ganó el Nobel en 1995 por sus estudios sobre la capa de Ozono.

Como dije, los debates han sido amplios y variados sobre los porqués. En materia deportiva la mayoría de quienes opinan se tiran la pelota unos a otros sin asumir responsabilidad alguna. Sí, coinciden, en que falta profesionalismo y que el deporte, más que una disciplina formadora de jóvenes para la competitividad se ha transformado en un verdadero negocio.

En materia de educación se quejan de la baja calidad educativa que se brinda en escuelas públicas y privadas. ¿De quién es la culpa? ¿De las autoridades? ¿De los sindicatos? ¿De las plazas hereditarias?¿de las familias? ¿de la crisis social que enfrenta México, que ha profundizado las desigualdades económicas y sociales, así como el encarecimiento de los servicios educativos y de salud? Un tema complicado, sin duda, que seguirá dando de qué hablar al surgir la siguiente interrogante:

¿Puede haber progreso real, a pesar de las alternancias políticas, cuando los nuevos gobiernos prometen cambio, pero terminan perpetuando las mismas prácticas?

El problema de las alternancias es que no fueron a fondo en los cambios que anunciaron para llegar al poder. Entre otras cosas, los ganadores en las elecciones pactaron con dirigentes de organizaciones del pasado —a las que incluso habían combatido—, que lo único que hicieron fue proteger sus intereses a cambio del apoyo político hacia los nuevos gobernantes. “Todo cambió para que todo siguiera igual”. ¡No tardaron en cambiar de piel política, siempre y cuando no se tocaran sus intereses!

Y los nuevos gobernantes han dejado las cosas como las recibieron para no romper los pactos que los mismos intereses en juego les impusieron, quedando casi todo como un gran maquillaje político profundizando en el desencanto popular y en la frustración política.

Las causas del atraso mexicano son varias, complejas, históricas y estructurales. Hemos tenido logros notables con generaciones de mexicanos esforzados y patriotas, como la generación de Juárez en el siglo XIX, que salvó a la República; la de Madero que —a nombre de las libertades— hizo la Revolución a principios del siglo XX; y los que sentaron las bases educativas, de salud y de infraestructura durante la mayor parte del siglo XX y cuya obra todavía perdura: Alfabetizaron México, lo comunicaron, modernizaron la política para dar lugar a las alternancias en el poder y lo libraron de enfermedades endémicas y mortales. Todos ellos libraron batallas importantes, enfrentaron intereses y resistencias y fueron congruentes en el servicio a México y a los mexicanos.

Ante la desunión y la polarización actual de nuestro país y sus crisis que entrampan las soluciones: ¿Será mucho pedir ahora?

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