
Nota publicada: 2025-06-24
Washington y Nueva York., El origen del programa nuclear de Irán es estadunidense, incluido el primer reactor, el equipo científico para su desarrollo y hasta el propio material atómico.
En 1957, el programa federal estadunidense Átomos por la Paz, bajo órdenes del presidente Dwight Eisenhower, otorgó el fundamento tecnológico y capacitación inicial para el programa nuclear de Irán bajo acuerdo con el sha Mohamed Reza Pahlavi.
Reza retomó el poder en 1953 mediante un golpe de Estado, organizado por las agencias de inteligencia de Estados Unidos y de Gran Bretaña, contra el líder democrático progresista Mohammad Mosaddegh. (De hecho, la operación fue encabezada por Kermit Roosevelt, nieto del ex presidente Theodore Roosevelt).
En 1959, el sha fundó el Centro de Investigación Nuclear, con sede en la Universidad de Teherán, y Estados Unidos empezó a brindar tecnología, capacitación y material nuclear. En 1967, Washington le regaló a Irán un reactor nuclear de investigación de 5 megavatios junto con uranio enriquecido para esa planta.
El reactor, ubicado en el Centro de Investigación, tenía la capacidad de producir hasta 600 gramos de plutonio anualmente, y más tarde, Akbar Eternad, considerado el padre del programa nuclear de ese país, divulgó que se habían hecho experimentos para producir otros elementos que podrían ser utilizados para armas, según reportó el Brookings Institution en un informe entregado en 2013. Sigue en disputa si Washington estaba o no enterado de estos experimentos.
Varios de los involucrados de alguna manera en el arranque y desarrollo del programa nuclear de Irán serían los que muchos años después promovían una guerra contra ese país por los peligros de su capacidad armamentística atómica. Entre ellos estaban Donald Rumsfeld y Dick Cheney, el primero sería secretario de Defensa del gobierno de George W. Bush y el segundo su vicepresidente. También estaba Paul Wolfowitz, quien fue subsecretario de Defensa de ese gobierno, según un experto iraní citado por el Australian Broadcast Corporation (ABC).
En los años 70, Washington continuó promoviendo el desarrollo de la industria nuclear en Irán y firmó un acuerdo en el que Teherán se comprometió a comprar ocho reactores nucleares por un valor total de 15 mil millones de dólares, recordó el profesor Mohammed Sahimi, experto en ingeniería energética de la Universidad de California en entrevista con ABC. Ese pacto sería anulado por Irán a fines de esa década con la revolución islámica que expulsó el régimen del sha.
Uno de los objetivos del programa Átomos por la Paz era trasladar tecnología y promover el desarrollo de la industria nuclear en otros países, pero con ello también estableciendo influencia sobre esos países. Bajo ese mismo programa, Estados Unidos brindó asistencia nuclear también a Israel, India y Pakistán, todos los cuales desviaron esa asistencia nuclear pacífica para usos militares, informó la Arms Control Association en una evaluación del programa de Átomos para la Paz hace varios años. Otros países a los que también se les ofreció asistencia para el desarrollo de industrias nucleares incluyeron Argentina, Brasil, Taiwán y Corea del Sur.
El secreto Proyecto Manhattan
Todo esto tiene su origen en el primer plan para desarrollar armas nucleares, el famoso Proyecto Manhattan mantenido en absoluto secreto por el entonces presidente Franklin Roosevelt –hasta su propio vicepresidente Harry Truman no sabía de su existencia hasta la muerte de su jefe. Poco después de ordenar el primer uso de una bomba atómica sobre Japón en 1945, el entonces presidente Truman ordenó que sólo los estadunidenses deberíamos de constituirnos en los fideicomisarios de este nueva fuerza, y con ellos elaborar un plan de control de la nueva arma de destrucción masiva.
En ese tiempo, el propio gobierno estadunidense consideraba que el desarrollo de energía atómica para fines pacíficos era intercambiable e interdependiente y que no se podía confiar a ningún país porque programas nucleares para usos pacíficos podrían producir el material necesario para una bomba atómica.
Varios años después, cuando la Unión Soviética ya se había sumado al club exclusivo de poderes nucleares, Eisenhower decidió promover su programa en competencia con el otro superpoder en brindar tecnología nuclear a otros países. Anunció su programa de Átomos por la Paz en 1953 ante la Organización de Naciones Unidas, como una gran iniciativa para desmilitarizar la energía nuclear y usarla para bien de la humanidad.
La carrera armamentista nuclear que casi desde su inicio en Estados Unidos ha llevado al gran logro de obtener la capacidad de destruir la existencia humana del planeta, ha definido en gran medida el equilibrio geoestratégico durante más de 70 años.
En el caso de Estados Unidos e Irán, vale recordar que la crisis actual fue en parte producto de que el presidente Donald Trump decidió anular durante su primera presidencia en 2018 el convenio bilateral firmado por los dos países durante la presidencia de Barack Obama. Aunque declaró que era un mal acuerdo y acusó que Irán lo había violado, la decisión tuvo que ver mucho más con descartar uno de los logros mayores de su antecesor.
O sea, se puede decir que la llamada crisis nuclear con Irán empieza y acaba, por ahora, en Washington. Trump, al bombardear el programa nuclear de Irán, continúa esta trayectoria. Por cierto, las agencias de inteligencia de Estados Unidos concluyeron en marzo de este año que Irán no había tomado la decisión para construir armas nucleares. Más aún, observadores en Estados Unidos, Irán y muchos otros países reconocen que si Irán ya hubiera contado con armas nucleares, casi seguramente Estados Unidos, no se habría atrevido a bombardear ese país por temor de provocar una guerra nuclear. Sin embargo, advierten algunos, Washington está empujando a Irán a desarrollar lo antes posible una bomba nuclear.