Nota publicada: 2025-10-13
Kevin Cantera, investigador y escritor en el sector educativo, fue despedido en medio de un recorte masivo, a pesar de que había implementado herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y Microsoft Copilot para mejorar su eficiencia laboral.
Cantera relató que se le había instruido integrar la IA generativa a sus procesos, y que llegó a ver ChatGPT casi como un colaborador, ajustando sus consultas (prompts) y revisando los resultados para garantizar su calidad. Sin embargo, la misma tecnología que empleaba para potenciar su trabajo terminó siendo la razón de su despido: la empresa determinó que podía depender principalmente de la IA para producir contenido con estándares aceptables, reduciendo la necesidad de personal humano.
El despido de Cantera genera un debate sobre el uso de la automatización para reemplazar tareas cognitivas complejas. Los expertos señalan que muchas empresas comienzan a depender de la inteligencia artificial para reducir costos laborales, trasladando funciones que antes requerían especialistas hacia sistemas automatizados.
Este episodio revela los dilemas éticos y prácticos del momento tecnológico: ¿cómo equilibrar la eficiencia de la IA con la preservación del empleo especializado? ¿Debería existir regulación para evitar despidos motivados por automatización excesiva? Cantera ha pedido que no se confíe ciegamente en modelos automatizados sin supervisión humana rigurosa, pues cree que la calidad y el juicio crítico siguen siendo insustituibles.