El presidente Donald Trump reavivó el debate automotriz al anunciar en Truth Social que aprobó la fabricación de “autos pequeños” en Estados Unidos, refiriéndose específicamente a los vehículos kei, un popular formato japonés conocido por su tamaño compacto y bajo costo. Sin embargo, especialistas del mercado automotriz señalan que su aplicación en el entorno estadounidense podría enfrentar obstáculos significativos.

Los kei cars, presentes en Japón desde hace décadas, se caracterizan por medir alrededor de 3.35 metros de largo, 1.5 metros de ancho y 2 metros de alto. Su diseño incluye versiones en automóvil, camioneta y miniván. A pesar de su practicidad y eficiencia, estos vehículos no cumplen con las normas de seguridad vigentes en Estados Unidos, lo que exigiría modificaciones sustanciales tanto en ingeniería como en regulación.

El Secretario de Transporte, Sean Duffy, reconoció que los kei cars serían poco adecuados para la conducción en autopistas, pero aseguró que, si existe demanda, la industria debería tener la libertad de producirlos. No obstante, la duda persiste entre fabricantes y analistas. De acuerdo con David Friedman, exadministrador interino de la NHTSA, el mercado estadounidense continúa orientándose hacia vehículos más grandes, potentes y de mayor lujo, lo que limita la viabilidad comercial de autos que aspiren a costar apenas 10.000 dólares.

La apuesta de Trump busca ofrecer una alternativa económica ante el creciente precio de los automóviles, pero su aceptación real dependerá de la adaptación del mercado y de cambios regulatorios que, por ahora, siguen siendo inciertos.