• Hermosillo, Sonora, México a 2025-09-26  |  Año 29 No. 11    

Cómo elegir al asesor financiero ideal para tu patrimonio


Nota publicada: 2025-09-26

¿Necesitas asesor financiero? Hay decisiones que no se pueden tomar a la ligera. Cuando algo es realmente importante, lo lógico es investigar, pedir referencias, comparar opciones y, sobre todo, apoyarse en alguien con experiencia y buen criterio para obtener el mejor resultado posible. Porque hay momentos en los que improvisar no es una opción.
Y, sin embargo, cuando se trata del futuro financiero y de cuidar el patrimonio, muchas veces no actuamos con el mismo cuidado. En el caso de quienes manejan un alto patrimonio, en donde los objetivos van mucho más allá del rendimiento, elegir al asesor en inversiones adecuado no es un detalle menor. Es una decisión clave, con impacto real y duradero.
El primer semestre de 2025 se ha caracterizado por un periodo de volatilidad e incertidumbre en el mercado bursátil, que ha ocasionado nerviosismo en ciertos inversionistas. Durante abril, Wall Street tuvo su peor día desde 2020, solo para que, apenas unas fechas después, el S&P 500 registrara su tercer mejor día desde 1957. El rango de movimientos rara vez había sido tan amplio.
Es precisamente en este contexto que la asesoría financiera cobra aún mayor relevancia. A pesar de esto, no todos los inversionistas, incluso aquellos más experimentados, necesariamente tienen claridad sobre cómo se debe escoger un asesor.
Más allá del rendimiento: claves para escoger un asesor financieroLa elección del asesor financiero ideal puede variar de una persona a otra, pero a lo largo de los años algo he tenido claro: toda relación exitosa entre un asesor y su cliente se basa en una serie de valores fundamentales; principios no negociables que, desde mi experiencia, son clave y que comparto a continuación:
Más allá de la técnica: visión, criterio y compromisoNaturalmente, todo asesor financiero debe contar con un dominio técnico impecable: conocimientos avanzados de mercado, comprensión del entorno macroeconómico y la habilidad para estructurar portafolios sofisticados alineados con objetivos específicos. Pero estas competencias, aunque necesarias, no son diferenciadoras. Lo que realmente marca la diferencia es la capacidad de transformar ese conocimiento en visión estratégica, de anticipar escenarios complejos, de leer entre líneas y de actuar con la templanza que exige la gestión de un patrimonio relevante.
El buen asesor financiero está guiado por una sola prioridad: los intereses del cliente.
La confianza se construye con transparencia y escucha activaEl vínculo entre cliente y asesor debe cimentarse sobre una comunicación clara, transparente y constante. Las revisiones periódicas del portafolio, los ajustes tácticos y la contextualización de los movimientos del mercado: todo debe estar al servicio de una conversación continua. Pero el componente clave no es la elocuencia, sino la escucha. Escuchar para comprender prioridades personales, cambios en la situación familiar o profesional, nuevas inquietudes.
Una relación construida sobre ética, independencia y credencialesEn la gestión de patrimonios, la ética no es solo una expectativa; es un estándar ineludible. Las credenciales importan, sí (trayectoria, reputación, casos de éxito), pero más aún importa la conducta profesional. La transparencia, la rendición de cuentas y la independencia frente a conflictos de interés. Un asesor que vela genuinamente por su cliente no ofrece oportunidades que no se ajusten al perfil de riesgo. No empuja productos. No toma atajos. Y, sobre todo, tiene la madurez para decir “no” cuando es necesario.
El conocimiento de un asesor financiero caduca; el aprendizaje noEl entorno financiero global está en constante transformación. Nuevas tecnologías, normativas cambiantes y vehículos de inversión más sofisticados exigen una actualización permanente. El compromiso con la formación continua no solo permite al asesor ofrecer mejores recomendaciones; también refuerza la confianza del cliente en su criterio.
Porque, en última instancia, no elegimos a un asesor por lo que sabe hoy, sino por su capacidad de seguir siendo relevante mañana.
Por último, medir la calidad de un asesor no depende del tamaño de los activos bajo su gestión, sino de su capacidad para generar confianza, actuar con integridad y convertirse en un aliado indispensable en la construcción del futuro financiero del cliente. Porque, cuando está bien elegida, esta relación no solo se traduce en crecimiento patrimonial, sino en claridad, tranquilidad y proyección de largo plazo.

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