• Hermosillo, Sonora, México a 2025-08-17  |  Año 29 No. 11    

El IMSS: Definiciones y aportaciones...


Nota publicada: 2025-08-17

El IMSS: Definiciones y aportaciones...


Bulmaro Pacheco

 

Fue a principios del siglo XX, en el fragor del movimiento revolucionario mexicano, cuando se empezó a manejar el concepto de “seguridad social”. En Europa ya estaban cuajando las reformas impulsadas por el movimiento obrero y por creadores de instituciones como Bismarck en 1883, que habían dado forma a sistemas de seguridad social, principalmente en Alemania.

El presidente Álvaro Obregón, debido a sus impactantes experiencias en el trabajo en los molinos harineros, comenzó a delinear un proyecto de seguro obrero desde que era candidato presidencial en 1920. Sin embargo, afirmaba que “no había dinero” ni presupuesto para ello, dadas otras prioridades nacionales como la educación pública, la ordenación de las finanzas y las relaciones con el gobierno norteamericano que durante tres años le negó el reconocimiento.

Emilio Portes Gil, entonces secretario de Gobernación, recomendó al presidente Plutarco Elías Calles reformar la Constitución para crear el seguro social. No obstante, predominó el argumento de que tampoco había presupuesto y que existían otras urgencias nacionales. Calles optó por impulsar la educación rural y crear el Banco de México, posponiendo así la idea y el proyecto para los siguientes gobiernos.

Ya como presidente, Emilio Portes Gil promovió modificaciones al artículo 123 de la Constitución para establecer el seguro social.

Ignacio García Téllez, secretario de Gobernación, propuso al presidente Lázaro Cárdenas implementar el seguro social durante su administración, presentando incluso el proyecto y el decreto de creación. Cárdenas respondió: “No. Ya he abierto un frente muy grande con los empresarios nacionales e internacionales con motivo de la expropiación petrolera, como para abrir otro ‘frente’ con la creación del seguro social”, aludiendo a las resistencias del sector privado por la naturaleza tripartita del proyecto, que involucraba al gobierno, los trabajadores y los empresarios.

Por ello, el proyecto del seguro social se concretó hasta el gobierno conciliador de Manuel Ávila Camacho en 1942. El seguro social comenzó a operar en 1943, con Vicente Santos Guardado como su primer director, pero no entró en funciones de manera plena hasta  el primer día de enero de 1944, cuando Ignacio García Téllez asumió la dirección general.

La nueva institución tardó años en consolidarse y en llegar a toda la República.Durante su implementación enfrentó numerosas resistencias, propias de un sistema de salud pública en expansión. En sus primeros años subrogó servicios mientras se contrataba personal y se construía la infraestructura hospitalaria, un proceso que tomó algunos años.

En el caso de Sonora, el Seguro social se implantó inicialmente como un sistema de “servicios médicos ejidales” en el sur del estado —por ello las oficinas de la delegación estatal se ubican en Cajeme— hasta 1955. Las primeras clínicas y hospitales comenzaron a funcionar en 1957. Fueron los dirigentes campesinos de la época como Jacinto López, Bernabé Arana, Pascual Ayón y Jesús Gámez Soto, entre otros los impulsores de la seguridad social en el campo.

Antonio Ortiz Mena, director nacional del IMSS encargado de su implementación en Sonora, relata: “En las ciudades donde existía un monopolio en la prestación de servicios médicos se enfrentó una fuerte oposición de los facultativos locales. Uno de los casos más difíciles fue el de Hermosillo, Sonora. Allí, los médicos locales llegaron a rodear el Palacio de Gobierno y amenazaron con suspender las consultas a la población si el IMSS continuaba con el programa para establecer el nuevo esquema. Recuerdo que el gobernador del estado, don Ignacio Soto, me llamó por teléfono muy preocupado, mientras los médicos mantenían cercado el Palacio”. “Para el IMSS era prioritario evitar retrasos en la instalación del nuevo sistema, por lo que le dije al gobernador que el IMSS estaría dispuesto a trasladar por avión a los médicos que fueran necesarios para brindar consulta gratuita a la población, en caso de que los médicos locales mantuvieran su actitud. El gobernador transmitió este mensaje y finalmente retiraron el bloqueo”.

Ortiz Mena agrega: “La formación de la Unión Médica en Hermosillo fue complicada. El presidente municipal de la capital (Dr. Domingo Olivares) era un médico muy destacado en la comunidad y, con la ayuda del gobernador y de don Ernesto P. Uruchurtu —quien era buen amigo suyo—, logré convencerlo de que encabezara los esfuerzos para su formación. Una vez creada, el siguiente problema fue encontrar un local para establecer el hospital del IMSS. Manuel Moreno Islas se encontró con que los médicos locales habían acaparado prácticamente todos los inmuebles de la ciudad aptos para hospital. Sin embargo, encontró un local que podía reacondicionarse: ¡era uno de los burdeles de la ciudad! Finalmente, y con muchas dificultades, se constituyó la Unión Médica de Hermosillo y se le dotó de un hospital adecuado para atender la demanda. Gradualmente, durante el gobierno del presidente Ruiz Cortines, los servicios médicos del IMSS llegaron a todos los estados del país”.

Difícilmente una institución de salud en México, —con 62.8 millones de derechohabientes—, igualará las cifras que registra el seguro social en un día típico: 400,957 consultas de medicina familiar, 92,078 consultas de especialidades, 25,230 consultas dentales, 48,755 atenciones en urgencias, 6,130 egresos hospitalarios, 3,818 intervenciones quirúrgicas, 701 partos (30 nuevos niños cada hora), 1,136,118 análisis clínicos, 77,672 radiodiagnósticos y 8,496 sesiones de hemodiálisis. Todo esto se realiza en 1,850 unidades médicas: 1,544 de primer nivel, 252 de segundo nivel, 36 de tercer nivel y 18 de apoyo a la atención médica, con 77 mil profesionales médicos, 121 mil de enfermería y 297 mil paramédicos.

En Sonora, donde el 64% de la población estatal (3.1 millones de habitantes) es derechohabiente del IMSS, cada 24 horas se realizan: 12,044 consultas de medicina familiar, 3,481 consultas de especialidades, 761 consultas dentales, 1,659 atenciones en urgencias, 218 egresos hospitalarios, 145 intervenciones quirúrgicas, 27 partos (1.1 niños por hora), 38,168 análisis clínicos, 2,400 radiodiagnósticos y 545 sesiones de hemodiálisis.

Esto se lleva a cabo en 14 hospitales, 66 unidades de medicina familiar, una unidad médica de alta especialidad (UMAE) con UMF y una delegación del IMSS con 18,986 trabajadores, entre ellos 3,004 médicos, 4,726 profesionales de enfermería y 3,066 paramédicos.

Al observar estas cifras, se comprende la magnitud que han adquirido los servicios del seguro social en México y en Sonora, así como la relevancia que tiene para la población más necesitada. Se trata de una institución clave para la seguridad, la salud y la movilidad social de los mexicanos, diseñada para cobrar pocos recursos y ofrecer una amplia gama de servicios. Si bien es cierto que sus hospitales —en su mayoría— están saturados, especialmente en las áreas de urgencias; que las consultas de especialidad y las cirugías deben programarse con antelación por la altísima demanda; y que históricamente el abasto de medicamentos ha sido problemático, en los últimos años, en estos señalados problemas ha mejorado notablemente su solución.

Aun así, el seguro social enfrenta críticas y campañas de desprestigio, muchas veces más por lo que hace que por lo que no hace. Sus detractores rara vez reconocen el gran servicio que presta al país, sobre todo en términos de paz social y estabilidad política, y tienden a resaltar al extremo—dada su dimensión— cualquier falla material o humana en alguna clínica u hospital.

El IMSS quizá —para la comodidad de sus críticos y derechohabientes— no será el mejor “hotel”, pero es el mejor sistema hospitalario de México, donde se realizan las mejores y más trascendentes investigaciones, se capacita mejor y a fondo al personal, se atienden todas las enfermedades y labora el personal más capacitado, con mayor experiencia y con una mayor convicción de responsabilidad pública. Eso no tiene discusión.

Hoy la institución a nivel nacional la dirige Zoé Robledo de 46 años, nieto del ex director nacional del Issste Edgar Robledo Santiago. A nivel estatal la delegada del IMSS Mariel Martínez doctora de 43 años  desciende directamente del dirigente Yaqui más prestigiado de los últimos años Ignacio Martínez Tadeo. A pesar de sus edades hay experiencia suficiente, honradez, vocación de servicio y ganas de resolver a fondo—ya se nota y se nota bien— los viejos y nuevos problemas de la Institución. Enhorabuena.

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