• Hermosillo, Sonora, México a 2025-12-14  |  Año 29 No. 11    

Diabesidad


Nota publicada: 2025-12-14

Diabesidad.

 

Sin duda alguna, la diabetes se ha convertido en un problema en desarrollo para las sociedades. En los inicios del presente siglo XXI, las cifras eran aproximadamente de 150 millones de personas diabéticas: una verdadera pandemia; pero incluso se espera que afecte a 380 millones para el cierre de este 2025.

 

La diabetes mellitus ha ido incrementándose vertiginosa y progresivamente hasta alcanzar proporciones insospechadas. Considerada un síndrome heterogéneo por tratarse de una alteración metabólica multicausal, en su génesis resulta básica la interacción genético-ambiental. La hiperglucemia crónica aparece acompañada de trastornos del metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas, producidos por defectos de la secreción de insulina, de su acción periférica o de ambos. Es decir, ¿Quién en su sano juicio no disfruta de unos taquitos, con su respectiva bebida que aunque bien fria, es altamente azucarada? Con el disparo de insulina para poder metabolizar todo eso, se va directito a la circunferencia corporal. Se almacena en forma de tejido adiposo. Pero esto estimado lector, tiene sus consecuencias y no necesariamente por la culpa al otro dia y querer hacer dieta poara compensar. ¿Diabetes y obesidad? ¿Diabesidad? El término “diabesidad” fue utilizado originalmente por Sims en la década de 1970 para referirse a la asociación reversible entre el sobrepeso experimental en humanos y la alteración de la tolerancia a la glucosa. Sin embargo, cobró interés a partir de la primera década de este siglo con la Dra. Francine Kaufman, quien destacó el comportamiento como epidemias gemelas de la obesidad y la diabetes tanto en la población general como en el individuo. La prevalencia de obesidad ha aumentado en forma casi exponencial en todo el mundo en los últimos 50 años, siendo este aumento más acelerado en los países en desarrollo. La mayor prevalencia de obesidad se asocia no solamente con un aumento en la prevalencia de diabetes, sino también de dos graves comorbilidades; la hipertensión arterial y la dislipidemia. La distribución de los depósitos de tejido adiposo ha sido reconocido como un factor clave en el riesgo de morbimortalidad asociado a la obesidad. Y es que no todos almacenamos grasa de manera uniforme, hay diferentes tipos de obesidad siendo la que esta pegada a los organos, la mas grave, ¿Cómo se nota eso? Pues directamente proporcional a la pancita que nos brota cuando ya no cierra el pantalon. Ante un balance calórico positivo, la capacidad del tejido adiposo subcutáneo para expandirse se asocia a un mínimo o ausente depósito de grasa en otros tejidos, con un perfil metabólico favorable. Sin embargo, cuando el tejido subcutáneo no es capaz de expandirse ocurre el depósito de grasa visceral intraabdominal y pegada, en distintos órganos y tejidos, como hígado, músculo esquelético, páncreas y alrededor del corazón, resultando en un perfil metabólico alterado e indicativo de un riesgo cardio-metabólico elevado: insulinorresistencia, dislipidemia, inflamación crónica subclínica, alteraciones neurohormonales, desregulación metabólica y disfunción endotelial, es decir, ya cuanso uno tiene esa pancita con grasa almacenada y le seguimos ocn los mismos hábitos, el cuerpo comienza a sufrir y la presión arterial sube, haciendo trabajar de más al corazón, al hígado y haciendo sufrir a sus riñones sigilosamente.  La obesidad está catalogada como un complejo sistema de retroalimentación neurohormonal controlado desde el hipotálamo, donde se encuentran los centros del apetito, los cuales reciben impulsos sobre el estado de las reservas corporales de grasa, principalmente a través de la leptina: la mejor conocida y más estudiada hormona secretada por el tejido adiposo, la “hormona del hambre”.

 

La integración de esta información promueve señales que repercuten profundamente sobre la regulación de la ingestión de alimentos y el balance energético, de manera que generan señales hormonales moduladoras de la acumulación de grasa. El tratamiento más integral y efectivo de pacientes con diabesidad es el no farmacológico, y consistente en cambios conductuales y de estilo de vida, dieta saludable y ejercicios físicos. La diabesidad es un problema de salud mundial no resuelto, que afecta la calidad y expectativa de vida de quienes la padecen; pero sabiendo que la prevención constituye la clave para detener esta epidemia, se impone reducir el peso corporal o, cuando menos, evitar su incremento.

Dr. César Álvarez Pacheco 

[email protected] 

@cesar_alvarezp 

Huatabampo, Sonora

 

 



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