Nota publicada: 2025-07-04
Más del 80 por ciento de los medicamentos e insumos médicos utilizados en México son importados, a pesar de que la industria farmacéutica nacional representa un mercado de más de 3 mil 300 millones de dólares. Así lo señaló este viernes Alejandro Svarch, director del IMSS-Bienestar, al presentar un diagnóstico técnico sobre la pérdida de las capacidades productivas del país en este sector estratégico.
En la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, Svarch explicó que México ha perdido gran parte de su soberanía farmacéutica debido a decisiones tomadas en el pasado, especialmente la eliminación del llamado “requisito de planta” en 2008, durante el gobierno de Felipe Calderón. Esa medida, dijo, permitió que las farmacéuticas vendieran al gobierno sin tener producción en el país, lo que debilitó a la industria nacional.
“De las 146 ramas de manufactura involucradas en la producción de medicamentos, México participa principalmente en el embalaje: cartón y papel. Es decir, no producimos el medicamento, sino la caja en la que viene”, expuso Svarch en Palacio Nacional. El análisis se basó en una matriz insumo-producto elaborada por la CEPAL en 2023, donde se observa una drástica caída de la participación de la industria farmacéutica mexicana a partir de la desaparición del requisito de planta.
La presidenta Sheinbaum subrayó que se busca revertir esa tendencia. Recordó que ya se emitió un decreto para que en la próxima licitación de compras públicas de medicamentos se considere como criterio central la existencia de plantas de producción nacional. “Nuestro objetivo es recuperar la industria farmacéutica del país”, declaró. También enfatizó que la liberación de patentes permitirá que se produzcan más medicamentos genéricos en México, tanto en el sector público como en el privado.
Svarch explicó que, con una industria consolidada, México podría aprovechar la liberación de unas 385 patentes próximas a expirar para fabricar genéricos, lo que significaría importantes ahorros. “Un medicamento genérico puede ser cinco veces más barato que uno de patente, y cumple con las mismas funciones terapéuticas”, afirmó.
Como ejemplo internacional, citó el caso de Brasil, que en 2008 adoptó una política industrial opuesta a la de México y ahora produce cerca del 90 por ciento de los medicamentos que utiliza su sistema universal de salud.