Nota publicada: 2025-08-06
Moscú. Durante casi tres horas Steve Witkoff, emisario especial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trató de convencer por enésima vez este miércoles al titular del Kremlin, Vladimir Putin, de que acepte declarar un alto el fuego inmediato en su conflicto bélico con Ucrania, pero el resultado de ese intento de última hora, no se sabrá hasta que regrese el mensajero a Washington y el inquilino de la Casa Blanca tome una decisión definitiva a la luz del informe confidencial que reciba.
La visita relámpago de Witkoff, quien llegó a primera hora de este miércoles y abandonó Moscú sobre las 16:00 horas en un jet privado Gulfstream, tuvo lugar dos días antes de que expire el ultimato del republicano para hacer efectiva su amenaza de aplicar severas sanciones directas y aranceles secundarios a los países que comercien con Rusia, y no sólo a los que compren su petróleo y gas, si el Kremlin opta por seguir los combates y los bombardeos con misiles y drones de ciudades ucranias.
“Una reunión útil y constructiva sobre el conflicto (bélico) en Ucrania y las perspectivas del eventual impulso de la cooperación estratégica de Rusia y Estados Unidos”, resumió a la prensa el encuentro del mandatario ruso y el emisario estadunidense Yuri Ushakov, asesor de Putin para política exterior y seguridad, que desempeña funciones más propias de un secretario de seguridad nacional.
“De nuestra parte, en lo que respecta a la cuestión ucrania transmitimos ciertas señales. En correspondencia, recibimos señales de parte del presidente (Donald) Trump”, dijo a los reporteros en los pasillos del Kremlin.
“Ahora la situación es esta: nuestro presidente tiene la información completa, es decir, nuestras señales y las señales del presidente Trump. Todavía no ha sido informado Trump de los resultados de este encuentro. Por eso, me abstengo de hacer comentarios más detallados”, justificó Ushakov.
“Veremos luego de que Witkoff informe a Trump de su reunión de este miércoles. Después, por supuesto, podremos completar los comentarios que acabo de hacer con algo más sustantivo”, se despidió de los periodistas quien antes de su reubicación en el organigrama del Kremlin se desempeñó durante diez años, hasta 2008, como embajador de Rusia en Estados Unidos.
Por lo pronto, después de hablar por teléfono con el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, por segunda ocasión desde el martes, y con otros dirigentes europeos, Trump publicó en su red Truth Social: “Mi enviado especial, Steve Witkoff, acaba de celebrar un encuentro muy productivo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. ¡Se consiguieron grandes avances! Después informé a algunos de nuestros socios europeos. Todos están de acuerdo con que esta guerra debe terminar, y vamos a trabajar en esta dirección los próximos días y semanas. Agradezco su atención sobre este asunto”.
Zelensky, al confirmar que habló con Trump después de la reunión de Putin con Witkoff, subrayó: “Nuestra posición común con nuestros aliados es muy clara: la guerra debe terminar. Y esto debe ser un final justo. En la conversación también participaron líderes europeos, y estoy agradecido con cada uno de ellos por su apoyo. Hablamos de lo que se trató en Moscú”.
¿Qué pasó en Moscú?
Llamó la atención de los analistas que Ushakov hablara de “señales”, sin que quede claro qué quiso decir con ello. Unos creen que debe traducirse del lenguaje críptico del ex diplomático como “posiciones” de Moscú y Washington, y otros, que podrían corresponder a “concesiones”, pero si las primeras son harto conocidas, las segundas no se conocerán hasta que se hagan públicas, si llegara el caso.
Antes y después de este viaje de Witkoff –el quinto encuentro con el mandatario ruso en lo que va de año–, mucho se especuló acerca de qué pudieron tratar Putin y el hombre de confianza de Trump, aunque todas las supuestas “filtraciones” se basan en “fuentes anónimas” y pueden ser ciertas, incluso serlo en el momento de hacerse y modificarse horas más tarde, verdades a medias o mentiras flagrantes.
Lo único evidente, sostienen los analistas, es que ninguno de los dos, ni Putin ni Trump, parece dispuesto a quedar mal ante su clientela interna y, mucho menos, a aparecer como “perdedor”: el primero, por ceder y anunciar un alto el fuego, aunque podría aceptar que sea sólo parcial y únicamente de los bombardeos aéreos, intensificando las operaciones terrestres; y el segundo, por no cumplir su amenaza de aplicar “sanciones nunca vistas” que obliguen a Rusia a cesar hostilidades.
Por tanto conviene, recomiendan los expertos, esperar a que llegué la hora de la verdad –el fin del plazo del ultimato estadunidense–, para saber a qué se refería Trump con “grandes avances” en su primer comentario sobre el encuentro de su emisario con Putin, si bien no sería nada raro que, de aquí al viernes, cambie de parecer una vez más.