Nota publicada: 2025-06-08
Es tiempo de la salud mental.
Se dice que la asiedad, es el mayor de los males de las nuevas generaciones. Vemos como, especificamente en las redes, jovenes que sufren de trastorno de ansiedad o algunos creen padecerla muy frecuentemente al primer problema o situacion incomoda, pero ¿es o no ansiedad?
Aproximadamente 1 de cada 7 latinoamericanos experimentará algún trastorno de ansiedad durante su vida, es el resultado de un análisis de siete países latinoamericanos durante más de tres décadas. El análisis, publicado en The Lancet Regional Health - Americas, examinó datos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México y Perú desde 1990 hasta 2024, en los que encontró que los trastornos más frecuentes fueron la fobia específica y el trastorno de ansiedad social, con mayor incidencia en mujeres. Asimismo, encontró que la alta prevalencia está significativamente asociada con factores socioeconómicos regionales, como la desigualdad económica y de género. Ello incluidas las redes sociales que forman parte de los jovenes y que buscan en ocasiones la necesidad de aprobación social. Latinoamérica es una región diversa y compleja, pero al mismo tiempo comparte elementos en común. Desde ese punto de partida, teníamos el interés de comprenderla más a fondo, impulsados por la idea de que existe una identidad regional propia, con un idioma predominante y una historia colonial compartida. Se analizaron sus particularidades económicas, sociales y de desarrollo, y cómo estas podrían estar asociadas con la prevalencia de los trastornos de ansiedad. Latinoamérica es una región con características específicas, particularmente relacionadas con altos niveles de violencia e inseguridad, asociados al desarrollo de estrés y trastornos de ansiedad. Sobre todo, la desigualdad social es sumamente marcada a diferencia de otras regiones del mundo, lo que favorece el desarrollo de estos trastornos. La región tiene diversas características particulares, incluyendo una población expuesta a un elemento que sabemos es muy nocivo para la salud mental: la pobreza. Esto la hace un escenario interesante para entender cómo la pobreza, la exclusión y la marginalidad van muy de la mano con los indicadores de salud mental. La evidencia global generalmente sugiere que a mayor desarrollo humano y económico, aumenta la prevalencia de trastornos mentales diagnosticados, un fenómeno curioso posiblemente relacionado con necesidades básicas resueltas y mayor conciencia sobre salud mental. Sin embargo, el estudio reveló que en Latinoamérica esta relación opera de manera inversa: a mayor desarrollo humano, menor prevalencia de trastornos de ansiedad. Esta particularidad regional podría explicarse por el contexto de países emergiendo de la pobreza extrema, con desarrollo económico sostenido en las últimas dos décadas. En el caso particular de las mujeres en la región, diversos factores podrían explicar la mayor prevalencia, como el papel social asignado en los diferentes países y las desigualdades en la remuneración laboral. Es importante considerar que, aunado a los factores socioeconómicos, las mujeres tienden a reportar con mayor frecuencia los trastornos de ansiedad. Además, existe la influencia biológica y hormonal, así como por una mayor disposición para buscar ayuda y reportar síntomas. La desigualdad económica y social, el difícil acceso a la salud, la violencia hacia las mujeres, además del rol social asignado en diferentes países de la región, en combinación con factores biológicos, explican estas diferencias por género.
Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, los países deberían contar con políticas estructuradas de salud mental. En los estudios de la región existe mucha heterogeneidad y escasa coordinación. La salud mental puede monitorearse sistemáticamente no solo mediante encuestas poblacionales, sino a través de datos clínicos sobre motivos de consulta y eficacia de tratamientos. Las estrategias no deberían enfocarse exclusivamente en el sector salud, sino articularse con estrategias multidisciplinares incluyendo la esfera social, política y demás áreas del quehacer humano. Además, Latinoamérica representa un escenario atractivo para la investigación, con condiciones particulares y una sólida capacidad investigativa. La región debe aprovechar sus características distintivas, establecer colaboraciones internacionales y mejorar la uniformidad en las metodologías de investigación. Es tiempo de ponerle atención a la salud mental.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora